Los toros dan y quitan

VICENTE SORDO (XXXX - 1884)

Solo para efectos ilustrativos

Plaza de toros en 4 Caminos en Santander (1891)

Cortesía del Sitio Web: http://.fotos.org

Un guardia municipal, en servicio en el callejón del coso de Santander, Vicente Sordo, falleció en dicha capital, el 27 de julio de 1884, al ser alcanzado por un astado de la vacada de Galo Aizcorbe que saltó la barrera. (Crónica de don Juan José de Bonifaz Ybarra, de su obra “Víctimas de la Fiesta” )

LINO ZAMORA (1840 - 1884)

Ilustración de Lino Zamora realizada por el eximio grabador  mejicano José Guadalupe Posada

Lino Zamora, natural de Querétaro (Qro) Méjico - otros cronistas lo hacen natural de Irapuato (Gto.)- y nacido en 1840,  fue el primer torero, al menos en Méjico, que banderilleó con cortas. Sin duda todo un valiente, aunque sin reunir la técnica que es necesaria adquirir para brillar en el espectáculo. Era su especialidad y se le reconocía tal virtud. Pronto se hizo de fama, aunque nunca actuó en la capital del país. No obstante, en el Bajío era un torero con "jalón" para el público, y por allá actuó en diversas corridas con la cuadrilla de Gaviño y otras más. Sus éxitos más importantes los logró en Zacatecas, en la plaza San Pedro, de bella arquitectura y de cantera rosa, que se situaba en el barrio más popular de la ciudad. En aquel tiempo la información era menos que discreta. Por ello, los éxitos de Lino no tuvieron la resonancia al mérito de sus actuaciones. Fue hasta casi por la década de los setenta de ese siglo XIX, cuando los órganos de difusión empezaron a dar información y, sobre todo, a realizar las reseñas de lo que realmente sucedía en cada festejo celebrado, principalmente, en la provincia del país. Poco se mencionaba a los elementos que no fuesen los capitanes de cuadrilla. Aunque algunos de ellos realizaran suertes como lo hacía Lino Zamora, con banderillas cortas, lo que era una gesta. Nadie lo pensó, ni siquiera hubo tiempo de ello, para suponer que el valeroso Lino Zamora fuera a morir víctima de un balazo que le dio su compañero, banderillero de su cuadrilla, Braulio Díaz. Fue por un motivo de adulterio: Lino enamoró a la mujer del ofendido. Fue un torero de gran popularidad en la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo en el Bajío, por su disposición a dar en los tres tercios variado y gran espectáculo. Yendo a torear a Zacatecas a principios de agosto de 1884, Lino y su banderillero de confianza y asistente, Braulio Díaz, se topan con la agraciada joven Presciliana Granado, quien los hace perder piso, al grado de que una vez que Braulio la ha conquistado, Lino le ordena que vaya a la cercana Jerez a arreglar la corrida de la feria, ausencia que aprovecha para hacer suya a Prisciliana. El domingo 17 de agosto de 1884 (otros cronistas afirman que sucedió el jueves 14 de agosto de ese año, y otro, con base en su acta de defunción, que sucedió el 7 de febrero de 1878), enterado Braulio por su hermano Martín -nunca falta un rajón- de las debilidades de su amada y de su jefe, no duda en balacear a éste. De este torero nos cuenta el cronista queretano de ese tiempo, Valentín F. Frías: "Lino Zamora fue general en su arte e hizo época; pero capital jamás llegó a hacer, como los lidiadores de nuestros días… Lino lidió en toda la república y si hoy, en nuestro furor taurino hubiera vivido, sin temor de duda que habría dejado muy atrás a nuestros lidiadores. Era de cuerpo regular, bastante gordo, de grande abdomen, de bigote entrecano, de rostro ceñudo, color entre cobrizo y apiñonado y amistoso con todos. Su arrojo y sangre fría eran extraordinarios. Mataba a los toros a su antojo: hincado, parado, sentado en una silla con los ojos vendados; en una palabra, como se le dijese. Banderilleaba como el que más; y con otra gracia, que lo hacía con la boca, a caballo y banderillas de pulgada".  Lino Zamora murió en Zacatecas, en una reyerta con su banderillero Braulio Díaz, quien pronto dejó la cárcel, a causa de los amores de una mujer, Presciliana Granados y como lo escribe don Manuel Horta, la noticia corrió como reguero de pólvora, surgiendo décimas y corridos como los “Legítimos Versos de Lino Zamora, traídos del Real de Zacatecas” que en su día ilustró Posada para dar a conocer el trágico deceso.

(Fuentes: Crisolpopular.com; Universal.com.mx; Mundotoromexico.com)

 

Fotografía de Lino Zamora Cortesía del Sitio Taurino de Dale Pierce Who´s Who

El docto historiador taurino, Francisco Coello Ugalde, quien mantiene generosamente para la humanidad en la Internet, una bellísima y más completa página de investigaciones taurinas llamada "Aportaciones Histórico Taurinas Mexicanas" y que puede ser consultada gratuitamente por ayunos o ilustrados, presenta una detallada editorial titulada: "SOBRE LINO ZAMORA", donde textualmente nos dice que: En fecha reciente, pude encontrar en la prensa de la época la siguiente noticia: Fue muerto en Zacatecas Lino Zamora en una riña que tuvo con Braulio Díaz su primer banderillero. (Diario La Voz de México/ viernes 1 de marzo de 1878/ TOMO IX, No 60). Debe uno reconocer que lo inestable de ciertos datos nos llevan a creer a "pie juntillas" lo que viene corriendo de boca en boca; es decir el testimonio oral que pasa de generación en generación y que, peor aún, se da por un hecho. Se creía que Lino Zamora habría muerto, víctima del despecho y los celos de su banderillero Braulio Díaz, a raíz del triángulo amoroso que surgió entre estos dos personajes y Prisciliana Granado, en 1884. Pero con el dato que La Voz de México, reporta en su número 50 del viernes 1º de marzo de 1878, se puede colegir que dicho asesinato ocurrió en Zacatecas el 7 de febrero de ese mismo 1878. Los "Legítimos versos de Lino Zamora, traídos del Real de Zacatecas" que corren todavía lamentando su penosa muerte, debe reconocerse, dan una fecha equivocada, la del catorce de agosto. Quizá por eso, al convertirse aquel acontecimiento en un asunto que dispersó vox populi, es que haya llegado hasta nuestros días arrastrando ese peso de equivocación, diluido en su originalidad por el tiempo, pero más aún porque transmitido entre el pueblo, se encontró rápidamente con una afirmación que es difícil de extirpar en algunos casos. Afortunadamente, y para no seguir dominado por el error, el buen amigo Eduardo Heftye Etienne publicó hace algún tiempo en la página de Bibliófilos Taurinos de México, A.C. el siguiente texto, que me permito reproducir íntegramente a continuación: ALGUNAS INTERROGANTES Y PRECISIONES SOBRE EL TORERO DECIMONÓNICO LINO ZAMORA (Por: Eduardo E. Heftye Etienne): Resulta muy interesante explorar el pasado para rescatar y dar a conocer, con la mayor precisión posible, los datos relativos a la historia del toreo en la República Mexicana, aunque es frecuente encontrar algunas inconsistencias en la información proporcionada por los historiadores de nuestra fiesta. A continuación me referiré brevemente al nacimiento y muerte de un conocido torero mexicano del siglo XIX, llamado Lino Zamora, quien fue uno de los diestros más famosos y activos de su generación, particularmente por su destreza en la colocación de las banderillas. Sin embargo, Zamora pasó a la historia no tanto por su brillante trayectoria en los ruedos, sino por la manera trágica en la cual falleció, ya que fue asesinado en la ciudad de Zacatecas por Braulio Díaz, integrante de su cuadrilla que mantenía un romance con Presciliana Granado, mujer que también era pretendida por el malogrado diestro. El trágico suceso dio motivo a la elaboración del corrido taurino que más se ha reproducido en las obras relativas a corridos, denominado "Legítimos versos de Lino Zamora, traídos del Real de Zacatecas", que contiene el bello grabado de una suerte de banderillas, cuya autoría corresponde al destacado artista plástico Manuel Manilla. En cuanto a los datos relativos al lugar y fecha de nacimiento de Lino Zamora, existen notorias discrepancias. Marcial Fernández "Pepe Malasombra" y José Francisco Coello Ugalde afirman que nació en la ciudad de Querétaro en 1845, basándose para ello en una obra del historiador queretano Valentín F. Frías. Por su parte, el tapatío Ramón Macías Mora menciona que nació en Irapuato, Guanajuato, sin precisar la fecha de su nacimiento. Al estar investigando la fecha de inauguración de la vieja plaza El Progreso de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, que estaba localizada en las inmediaciones del hospicio Cabañas, encontré información en el sentido de que fue inaugurada por Lino Zamora y su cuadrilla. En este sentido, Miguel Luna Parra y Federico Garibay Anaya mencionan que "al ser fraccionada la huerta del referido orfanatorio, se construyó frente a él la plaza de toros llamada El Progreso, con capacidad para 3 000 personas, que fue inaugurada hacia 1856 por Lino Zamora y su cuadrilla." Por su parte, Ramón Macías Mora afirma que dicha plaza de toros "fue muy probablemente inaugurada en 1855 o 1856 y en el cartel inicial estuvo el espada guanajuatense (de Irapuato) Lino Zamora". Si los datos anteriormente proporcionados fueran correctos, se llegaría al absurdo de concluir que Lino Zamora inauguró la plaza de toros El Progreso cuando contaba con 10 u 11 años de edad. Lo anterior me llevó a iniciar una búsqueda más precisa sobre Lino Zamora, hasta que localicé una obra que hace expresa referencia a su nacimiento y muerte, con base en los datos que contiene el acta de defunción de dicho diestro. Se trata de la obra "El corrido zacatecano", cuya autoría corresponde al también zacatecano Cuauhtémoc Esparza Sánchez. De acuerdo con este autor, Lino Zamora nació en la ciudad de Guanajuato, capital del estado del mismo nombre, en el año de 1840. Este dato hace mucho más verosímil la participación de dicho diestro en la inauguración de la plaza El Progreso de Guadalajara. Finalmente, debo hacer notar que también existen notorias discrepancias sobre la fecha del citado asesinato de Lino Zamora por parte de su subalterno. De acuerdo con la información que proporciona el texto del propio corrido, sucedió "un jueves por la tarde" y un "14 de agosto". Con base en tales datos, Heriberto Lanfranchi llega a la conclusión de que el suceso debió haber sido el jueves 14 de agosto de 1884, dato que también es compartido por Marcial Fernández "Pepe Malasombra" y José Francisco Coello Ugalde. No obstante lo anterior, Cuauhtémoc Esparza Sánchez asegura que el crimen en cuestión ocurrió el 7 de febrero de 1878 -precisamente un jueves-, basándose en los datos que contiene el acta de defunción de Lino Zamora, que obra en el Archivo del Registro Civil del Municipio de Zacatecas, misma que tuvo a la vista y cuyos datos precisos reproduzco a continuación: "Libro del año de 1878 No. 16, Defunciones. Empieza el 1º de enero, termina en 15 de abril. Acta 302, Fol. 62 f. y v."
"Lino Zamora (1840 - 7 de febrero de 1878). Torero. Nació en Guanajuato, Gto. (…) Casado con Juana Alejandrí, también guanajuatense. Después de practicársele la autopsia por orden judicial, en el Hospital Civil, fue inhumado en el panteón del Refugio en un sepulcro especial, donde quedaron sus restos durante 5 años en la ciudad de Zacatecas, donde falleció."
Fuente:
http://ahtm.wordpress.com/2011/01/31/de-figuras-figuritas-y-figurones/


Cortesía de
D. José Antonio Román Romero

Al banderillero Braulio Díaz todavía en 1902 se le ve en León, Guanajuato,
compartiendo cartel con el entonces becerrista y futuro astro taurómaco Rodolfo Gaona.
http://torerosmexicanos.blogspot.com/search/label/Braulio%20D%C3%ADaz

BERNARDO OJEDA GODOY (1844 - 1884)

Manicomio masculino de Ciempozuelos
Cortesía del Sitio Web
http://www.ayto-ciempozuelos.org/historia/actual2.html

Banderillero de toros, que nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 21 de abril de 1844. Su primer oficio fue el de bordador de oro y plata. Siendo rehiletero y peón de brega de Ángel Pastor fue atacado de enajenación mental, quizá producto de un golpe mal atendido en la cabeza, por lo que hubo de ser recluido en el “Manicomio de Ciempozuelos”, donde falleció. Era pequeño de cuerpo, pero, pese a ello, con sorprendente habilidad, colocaba buenos pares y cumplía con el capote. Sánchez de Neira, el erudito, que le vio torear en aquellos tiempos, dijo que era un rehiletero “fino y esmerado”, por lo que indubitablemente debió tener maestría en el arte de parear garapullos, pues el bienquisto cronista no era afecto a obsequiar lisonja inmerecida.


Cortesía del historiador José Antonio Román Romero
Blog en la Web: De Hombres, Toros y Caballos

Cuenta el historiador José Antonio Román Romero en su Blog en la Red "De Hombres, Toros y Caballos", que Bernardo Ojeda Godoy nació en Jerez de la Frontera el 21 de Abril de 1844, sus padres Manuel Ojeda y Josefa Godoy se trasladaron a Madrid en 1845, aprendió el oficio de bordador de oro y plata, oficio que dejaría por los toros empezó a ensayar a los 12 años en las capeas, fiestas y novilladas de los pueblos y en plazas de segundo y tercer orden. En 1871 debutó en corridas de toros y desde entonces toreo en las cuadrillas de los más destacados matadores siendo la ultima la de Ángel Pastor; murió en Ciempozuelos atacado de enajenación mental, el 7 de Marzo de 1884, probablemente debido a los golpes recibidos en su carrera. Fue un banderillero fino, muy afamado en su época y pequeño de estatura.

ANASTASIO BRAVO (1834 - 1884)

Cortesía de
https://www.pinterest.es/javierherreracu/

Citan en la obra "Historia de la Cirugía Taurina en México (De los siglos virreinales a nuestros días) ", Paginas 96,97, del Dr. Raúl Aragón López y del Maestro en Historia D. José Francisco Coello Ugalde, México 2018, Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana, una editorial de Roque Solares Tacubac (Dr. Carlos Cuesta Baquero 1886-1951) -y que copiaré irrespetuosamente en forma abreviada para que compren la obra antedicha y gocen con su lectura completa- que el picador Anastasio Bravo, nacido en San Luis Potosí, México en 1834, era conocido hacia el año de 1884, ya con 50 años de edad, con el mote de "el viejo Bravo" o "tata Bravo". Era de carácter adusto, poco afecto a la camaradería. En el ejercicio de su oficio buen caballista y valiente. Nunca rehuía ir al toro, aunque el cornúpeta fuese corpulento, bravo y duro ocasionando tremendos porrazos. Su jefe era el espada potosino Pedro Nolasco Acosta, quien le estimaba, dispensándole incluso las impertinencias que tenía fuera del redondel, cuando en los días que no eran de corridas libaba en abundancia el licor nombrado vino mezcal, al que era muy afecto. Estuvo muchos años ausente de su pueblo natal a causa de un homicidio que cometió. Su mujer -esposa o amasia- entró en amoríos con otro torero. El picador sorprendió la infidelidad y castigó al hombre dándole muerte. Huyó para no estar en presidio y fue a integrar la cuadrilla del famoso espada guanajuatense Lino Zamora, pero fallecido este de modo trágico, Bravo ingresó a la del zacatecano Toribio Peralta alias "La Galuza". Transcurridos los años, el homicidio fue olvidado y las Autoridades no tuvieron ya afán en castigar al delincuente. Entonces ingresó a la cuadrilla del potosino Nolasco Acosta. Antes de huir de San Luis Potosí, siendo joven estuvo en la cuadrilla del también espada potosino Juan Núñez (Padre) antecesor de Nolasco. Su reaparición en San Luis fue en el año de 1878, donde desde la primera de sus actuaciones fue aplaudido, a pesar de estar al lado de picadores más jóvenes de mejor presencia.
Seis años estuvo en la hueste de Nolasco Acosta, hasta que tuvo el accidente mortal que le produjo la muerte. El día 13 de enero de 1884, hubo en la plaza de toros de "El Montecillo" -nombre de un barrio de la ciudad potosina- una corrida de toros de la ganadería de la hacienda de "Espíritu Santo". El quinto -enorme cornúpeta de pinta castaño encendido- fue tardo en los lances de picar, pero teniendo inmenso poder cuando se arrancaba derribaba a las cabalgaduras dándoles el topetazo, pues no bajaba la cabeza para cornearlas. Así aconteció cuando el picador Bravo, avanzó imprudentemente más allá de los tercios del redondel, llegando casi hasta los medios. El porrazo fue tremendo, porque el toro levantó en vilo al caballo azotándolo sobre el suelo, donde chocó con estruendo la cabeza del jinete. Luego, la cabalgadura se levantó ilesa, dejando caído a "tata Bravo", que estaba sin conocimiento, conmocionado cerebralmente.
Los toreros levantaron al picador y lleváronle inmediatamente, no a la enfermería porque la plaza de toros carecía de esta humanitaria dependencia sino a la habitación del Señor Don Juan Hidalgo, conserje que cuidaba el edificio. Dos horas después, recobró el conocimiento comenzando a platicar, por lo que juzgaron que el riesgo había pasado.
Luego lleváronle a su casa: Habitaba en una barriada nombrada "La Perlita", en una casa situada en un callejón que tenía el terrorífico mote de "Callejón del Muerto", debido a un asesinato que allí hicieron. En la misma casa vivía el picador Eutimio Acosta. Este afirmaba que "tata Bravo" había tenido basca hasta la medianoche, pero que después estuvo en silencio por lo que juzgaron ya se había dormido. ¡Fue el sueño de la Eternidad. El de la Muerte! Cuando al siguiente día fueron a hablar con el picador, hallaron que estaba cadáver ya rígido. ¿A qué horas de la madrugada falleció? Ninguno lo supo puesto que nadie le había estado acompañando. ¿De qué causa fue su fallecimiento? Indudablemente originado por la terrible caída. Probablemente produjo una hemorragia entre las meninges y los huesos del cráneo. La sangre al derramarse fue oprimiendo al cerebro hasta que determinó el síncope mortal. En los detalles respecto a la causa de la muerte, tuvo gran semejanza el picador "tata Bravo" con el espada hispano "Nacional II" (Juan Anlló)
Al siguiente día, sin hacer autopsia en el cadáver pues no tuvieron intervención las Autoridades fue hecho el sepelio.
Fue en un camposanto nombrado "Cementerio de Guadalupe", al terminar una hermosa calzada que existe en el rumbo sur de la ciudad potosina.
Así fue el luctuoso suceso de la muerte del picador Anastasio Bravo, quien ahora tendrá inesperada reminiscencia en el libro "Las Víctimas del Toreo". Esa remembranza constituirá un homenaje al humilde artista.

JUAN GALLARDO "EL BRAVO" (XXXX - 1884)

Picador 3
De la española Andrea Galindo

Me cuenta el historiador taurino Rafael Gómez Lozano, haber leído en las Efemérides taurinas de Leopoldo Vázquez y Rodríguez que el 6 de marzo de 1884 es muerto en el Puerto de Santa María, España, el picador de toros Juan Gallardo por un sereno, con quien tuvo una cuestión. También me allega lo que de él anota Sánchez de Neira:

"GALLARDO (Juan).- Picador valiente hasta la temeridad. No permitía que torero alguno de a caballo llevase más palmas que él en la plaza. Vino a Madrid con Montes, y luego perteneció a la cuadrilla de José Redondo "El Chiclanero", a quien quería con entusiasmo. Más de una vez hubo que reprimir sus ímpetus contra la fiera a quien obligaba a embestir como nadie ha obligado; y era tan duro, que ni a las caídas le arredraban ni el temor le imponía. Alternó dignamente con los notables Ledesma el Coriano, Romero el Habanero, Trigo, Sánchez y demás que componían en 1840 y tantos la mejor baraja de picadores que nosotros hemos conocido."

Refiere el cronista Joaquín Monfil en su necrología del picador Manuel María Ledesma y Muñoz "Coriano", que éste, mantuvo una dura competencia con otros respetados varilargueros de entonces como Juan Martín "El Pelón", y con los afamados José Trigo y Juan Gallardo "El Bravo", lo que nos ilustra la enorme jerarquía que tuvo Juan Gallardo (padre).

La familia portuense gaditana de los Gallardo siempre estuvo relacionada con el mundo del toro en el siglo XIX, pues aparte de los ganaderos de reses bravas que hasta ahora hemos venido siguiendo, también hubo toreros de a pie (novilleros y banderilleros), aunque los más importantes y conocidos serían los picadores, por lo que hablaremos a continuación un poco de éstos. Por tal motivo, la familia de los Gallardos varilargueros llegaría también a poseer importantes cuadras de caballos, domados para tal menester. 

Fernando Gallardo sería el primero de la familia, picador del que Cossío dice que ejerció su profesión a finales del primer tercio del siglo XIX, aunque no está documentado que llegase a actuar en Madrid ni en Sevilla. Alternó con el varilarguero sevillano Manuel Sanchez "Poquito Pan", especialmente en la temporada de 1825, pero en plazas de poca importancia. 

Juan Gallardo "El Bravo" sería el más famoso e importante varilarguero de la familia. Perteneció a la cuadrilla de Francisco Montes Reina "Paquiro" y posteriormente a la de José Redondo "El Chiclanero", con quien le unió estrechísima amistad. Su estreno en Madrid fue el 19 de septiembre de 1842, para picar junto con Antonio Rodríguez "Antoñín" dos toros de Casa Gaviria, dos de Arias de Saavedra y dos de Juan Castrillón, con los dos espadas chiclaneros antes citados en el cartel. Fue su característica la valentía. (Más de una vez - nos dice Sánchez de Neira, que le conoció - hubo que reprimir sus ímpetus contra la fiera, a la que obligaba a embestir como nadie ha obligado; y era tan duro, que ni las caídas le arredraban, ni el temor le imponía). Tal cualidad, unida a la de ser buen jinete y pegar duro a los toros, le situó entre los picadores más aplaudidos y de mayores méritos de su tiempo. Retirado de la profesión fijó su residencia en Sevilla. Su final fue trágico, pues la noche del 6 de marzo de 1884 tuvo una pendencia con un sereno quien, dándole un sablazo, le dejó sin vida.

Sebastián Gallardo fue hijo del anterior, nacido también en El Puerto de Santa María. Tras destacar en varias plazas andaluzas, debutó en Madrid el 5 de agosto de 1850, a la vez que lo hacían también Francisco y Antonio Calderón y Manuel Ceballos. Los espadas fueron Julián Casas "El Salamanquino" e Isidro Santiago "Barragán". Siguió picando con diferentes e importantes espadas, pero nunca llegaría a alcanzar la fama de su padre. 

Otro hijo de "El Bravo" sería Juan Gallardo, que tampoco llegaría a alcanzar la nombradía de su padre, aunque se empleó con cuadrillas de importantes matadores. En 1859 marcharía a La Habana, encuadrado en la cuadrilla de José Manzano "El Nili" pero al poco tiempo, aquejado del vómito negro, dejaría de existir en la capital de Cuba a finales de ese año. 

El más importante de los sucesores de "El Bravo" sería su hijo Manuel Gallardo, nacido también en el Puerto de Santa María el 17 de septiembre de 1840. Sus padres no querían que se dedicase a la profesión, por lo que desde niño comenzaría a trabajar de tonelero, importante oficio entonces debido a la cantidad de bodegas existentes en la zona. Pero debido a la convivencia cotidiana con los caballos, en cuanto vió actuar a su padre y hermanos, la profesión de varilarguero le atrapó para siempre. Vencida la oposición familiar, debutaría a los dieciséis años de edad en la plaza de El Puerto un 25 de diciembre de 1856, mostrando ya una gran destreza, lo que le serviría para seguir actuando en novilladas de la provincia de Cádiz.

Trasladado luego a Madrid, comenzaría a emplearse como reserva a partir de la temporada 1861 y siguientes, pero sin llegar a sobresalir especialmente, alternando en la capital y en Sevilla, donde hay constancia de que el 13 de septiembre de 1868 actuó a las órdenes de Jaqueta, siendo este aún novillero. Según algunos autores, también se empleó con Manuel Domínguez "Desperdicios", José María Ponce, Antonio Carmona "Gordito" y Manuel Hermosilla, entre otros.

El 11 de agosto de 1872 sufrió una grave cogida en Jerez de la Frontera, cuando tras ser tirado del caballo recibió una cornada de seis pulgadas en la axila izquierda y otra superficial en la cabeza. El público, culpando a los de a pie por no hacer el quite, arrancó piedras, ladrillos y tablones de las gradas e inundó el ruedo. Pero esta cogida no se le curó bien por lo que Manuel, que ya estaba renqueante de otras anteriores, estuvo tres años en el paro. El 18 de mayo de 1882, actuando en Valencia a las órdenes de Hermosilla, con toros de Saltillo, el último, de nombre "Perrunito", negro de capa, le dió un tumbo y sufrió fractura de clavícula y de tres costillas. Acuciado por la necesidad, reapareció antes de tiempo, el 9 de junio de ese mismo año en Cádiz, teniendo que retirarse antes de terminar la función, al sentirse indispuesto. Días después, el 17 de agosto, moriría el infortunado Manuel en su casa de Jerez, rodeado de los suyos. Tampoco llegaría a alcanzar la importancia de su padre, pero siempre se le consideró un picador muy voluntarioso, honrado y seguro.

Por último, nos referiremos a otro Juan Gallardo, apodado "Puerto", que también era miembro de la familia de los anteriores, aunque no podamos precisar el grado. Comenzaría a picar en plazas gaditanas en 1890, siguiendo la tradición familiar, para ir aprendiendo el oficio. Cinco años después se trasladaría a Madrid, trabajando suelto y como reserva en diferentes cuadrillas. Posteriormente se iría a Barcelona, donde actuaría también a las órdenes de diversos espadas, pero sin llegar nunca a pasar de la mediocridad, debido principalmente a su mal genio y frialdad. Además tuvo numerosos roces con los aficionados e incluso con sus compañeros de profesión, tanto dentro de los ruedos como fuera de ellos, siendo siempre considerado como un hombre de agrio carácter. Y esta mala condición sería la que le llevaría a la tumba, pues en una reyerta callejera, que tuvo en cierta ocasión en la ciudad Condal, recibiría una mortal puñalada trapera. 

Fuente:
https://www.terralia.com/terralias/view_report?magazine_report_id=563