Los toros dan y quitan

DOMINGO RIVERA MAYO "EL TUERTO" (1823 - 1859)

Solo para efectos ilustrativos
“Kikirikí”
Obra del extraordinario pintor madrileño José López Fernández (Canito)

Rehiletero que fue cogido por un novillo el 2 de enero de 1859 y que falleció a resultas de los golpes recibidos el día 7 del mismo mes. Al respecto de la vida y andanzas de este infortunado lidiador el Dr. Juan José Zaldívar Ortega refiere que fue un <<banderillero de toros, nacido en Madrid el 30 de mayo de 1823, y que falleció el 7 de enero de 1859, a los 36 años de edad. El 2 de enero de 1859 se celebró en Madrid una novillada, en cuya primera parte se había de simular la escena de los locos de jugar con fuego. El Tuerto, luego de picar sobre un borrico, intentó imitar a los pegadores portugueses y citó al novillo, lo volteó, dándole un tremendo golpetazo en el pecho y el vientre del que falleció el 7 de enero de 1859), desamparado y sin compañía de nadie.

El célebre historiador, don Juan José de Bonifaz, autor del libro “Víctimas de la Fiesta”,  abundando en los detalles de la tragedia, refiere que << diferentes cornadas habían terminado con las facultades físicas, mínimas para poder enfrentarse a las reses, del madrileño Domingo Rivera Mayo (el Tuerto). Pese a ello,  y de vez en vez,  actuaba en espectáculos de ínfima categoría, como el que se celebró en Madrid el 2 de enero de 1859, en el que recibió un fuerte porrazo en el pecho y vientre propinado por una res. No ingresa en la enfermería, pero aquella noche, ya en su domicilio, se presenta una hemorragia por boca, nariz y oídos, por lo que es ingresado en un hospital, donde moriría el día 7 del mismo mes. "

Refiere el historiógrafo "Don Víctor", propietario del visitado Blog Taurino "A los Toros" que Domingo Rivera y Mayo (el Tuerto), recibió sus primeras lecciones de manos de Ángel López "Regatero", empezó a torear por provincias amparado por Gregorio López Calderón y Gonzalo Mora. En 1856 sufrió en Béjar (Salamanca) una grave cornada cuando ayudaba a Francisco Martín "el Corneta", tardó mucho tiempo en curar y al final quedó casi inútil de su pierna derecha. Como desgraciada se puede considerar la vida de Domingo ya que tras una existencia miserable de pobreza murió desamparado y sin compañía

Citan en el libro "Necrología Taurina", 2da edición, de don Tomás Orts Ramos, "El Niño de Dios" (1866-1939), publicado en 1889: Domingo Rivera (El Tuerto).- El 9 de enero de 1859, y en una novillada celebrada la tarde de aquel día, sufrió este banderillero tan fuerte golpe causado por el toro, que murió siete días después.
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=14529

MANUEL PAYAN JIMÉNEZ (1819 - 1859)

Solo para efectos ilustrativos: Fotografía,  de la revista “Terres Taurinas”, en la que vemos un toro de Veragua lidiado en Madrid a principios del SXX,  donde es de asombrar el tamaño del toro comparado con el del  caballo

Picador nacido en Coria del Río (Sevilla) el 23 de octubre de 1819, falleció el 27 de junio de 1859, a  consecuencias de varias cornadas. El 24 de junio de 1859 se dio en El Puerto de Santa María una corrida de ocho toros, al entrar Payán al cuarto toro, de la ganadería de Francisco Arjona (Cúchares), derrotó el bicho, dando al picador un puntazo en la rodilla derecha y derribándolo del caballo; ya en el suelo, hizo de nuevo por él y le dio una gran cornada en la ingle, con salida de los intestinos. (Crónica de d. Juan José Zaldívar Ortega).

Respecto de su rodaje taurino, el erudito taurino, don  Juan José de Bonifaz refiere que << nuevamente la plaza de El Puerto de Santa María fue escenario de una cornada mortal, la inferida por un cornúpeta de la divisa de Francisco Arjona (Cúchares), el 24 de junio de 1859, a Manuel Payán Jiménez, que ocasionó su óbito el inmediato día 27. "

"Don Víctor", el cronista contemporáneo avecindado en Madrid y propietario del Blog taurino "A los Toros", cita en sus leídas efemérides que: el 24 de junio de 1859 se celebró en el Puerto de Santa María una corrida de ocho toros, para Antonio Sánchez "El Tato" y Gonzalo Mora los seis primeros, y los dos últimos para el sobresaliente Mariano Antón. El picador Manuel Payán Jiménez se dispuso a picar al cuarto, de la ganadería de Francisco Arjona "Cúchares", con tan mala suerte que el toro le dio un puntazo en la rodilla y le derribó del caballo. En el suelo fue corneado en la ingle con salida de los intestinos. Nada se pudo hacer por el infortunado que falleció tres días después. Había nacido en Coria del Río (Sevilla) el 23 de octubre de 1819, comenzó a actuar en las plazas andaluzas en 1842. Perteneció a la cuadrilla de Manuel Trigo hasta el fallecimiento de éste en 1854. (Al salir una noche de una licorería en Sevilla fue confundido con Manuel Domínguez, le hirieron gravemente con un estoque y estando convaleciente de la agresión falleció víctima del cólera el 14 de agosto del citado año). Actuó como picador de reserva junto a Francisco Arjona "Cúchares", fue entonces cuando toreó mayor número de corridas.

El erudito taurino Juan José Zaldívar Ortega consigna en su libro "Víctimas del Toreo"- Apartado de Picadores (Página 72) que Manuel Payán, picador de toros, nacido en Coria del Río (Sevilla) el (23-10- 1819), falleció en 1849, a los 30 años de edad. El (24-06-1849), resultó cogido de muerte. Sobre él nos dice Cossío: «Modesto picador de toros y novillos, a quien en los comienzos de la profesión se le anunció en los carteles con los nombres de Manuel Pagán y Antonio Payán. Comenzó a trabajar en plazas de segundo orden en Andalucía el año 1842 y en 1846 y 1847 actuó en las corridas de la Real Maestranza como primer reserva, presentándose a picar en tanda en dicha plaza el (01-08-1847). Figuró en la cuadrilla de Manuel Trigo, y muerto éste, en la de varios matadores, siendo Francisco Arjona Guillén (Cúchares) quien le proporcionó más trabajo en las corridas de provincia como picador de reserva. Abandonó algún tiempo la profesión para dedicarse a contrabandista. Volvió al toreo, figurando como agregado, durante unas temporadas, en la cuadrilla de Cúchares, con el que toreó en provincias. El toro, llamado General, procedente de la ganadería del marqués de la Conquista, le cogió en la corrida celebrada en la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María el día al principio señalado, hiriéndole de tal gravedad que murió tres días después», el 27 de junio. Todavía más explícito, el mismo Cossío, nos detalla la cogida: «Al entrar Payán al cuarto toro, derrotó el bicho, dando al picador un puntazo en la rodilla derecha, derribándolo del caballo; ya en el suelo, hizo de nuevo por él y le dio una cornada en la ingle, con salida de los intestinos. En la enfermería, reconocido, resultó tener otras heridas en la pierna derecha y en la espalda.»También Cossío cita que aquél día se lidiaban ocho toros, siendo los seis primeros para Antonio Sánchez, Tato y Gonzalo Mora, y los dos restantes, para el sobresaliente o media espada Mariano Antón. Por referencias encontradas en los Archivos Municipales sabemos también que en esa corrida, lo mismo que en la celebrada al siguiente día, fueron presenciadas por Sus Altezas los Duques de Montpensier, que especialmente se había desplazado a El Puerto, desde su residencia de Sanlúcar, invitados por el entonces Alcalde, D. José Valderrama. Durante su estancia de dos días en El Puerto, asistieron a Misa en la Prioral y en el Monasterio de la Victoria, concedieron audiencias en casa de los Sres. Morgan y Osborne; ella, María Manuel Osborne y Bohl de Faber, donde se alojaron, y asistieron por las noches al Teatro Principal. Hicieron abundantes obras de caridad, atendiendo con generosidad a las numerosas personas instanciadas que les fueron dirigidas por personas menesterosas. «Pero nada hemos encontrado -nos dice don Manuel Martínez Alfonso- referente a la aludida cogida del picador Payán, por lo que hubiera sido lógico que se interesaran Sus Altezas, y aún que hubiesen determinado socorrerle con algún donativo a su familia. Sin embargo, en el libro de Pazos, se recoge también la noticia de la mortal cogida del infortunado picador, coincidiendo en fecha y circunstancias con los datos aportados por «La Fiesta Nacional» y Cossío, y hasta se incluyen, para mayor abundamiento, unos versos que el periódico «El Constitucional», de Cádiz, publicó en su suplemento con motivo del trágico accidente. Los versos refieren con minucioso detalle la escena de la cogida, y resultan sin duda un documento histórico de gran valor para la reconstrucción de este triste suceso.

ANTONIO NAVARRETE "TRIQUIÑUELAS " (1825 - 1859)

Solo para efectos ilustrativos

Cortesía del Sitio Web de Manuel Madrid Delgado: http://4.bp.blogspot.com

Picador de toros que murió en Sevilla el 11 de diciembre de 1859, por conmoción cerebral a consecuencia de una caída. (Fuente: Crónica de don Juan José de Bonifaz Ybarra, de su libro “Víctimas de la Fiesta”.) 

Abundando en la vida de este personaje de la Fiesta, el erudito taurino Juan José Zaldívar Ortega consigna en su libro "Víctimas del Toreo"- Apartado de Picadores (Páginas 76 y 77) que Antonio Navarrete (Triquiñuelas), picador de toros, nacido hacia 1825, falleció en 1859, a los 34 años de edad. La tarde del 11 de diciembre del citado último año, actuando en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, un toro, de nombre "Tabardillo", le dio batacazo que le produjo una fuerte conmoción cerebral, que le produjo la muerte. Tomó la alternativa en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla el (15-08-1847), después de haberse dado a conocer en otras plazas andaluzas, toreando hasta el año de su muerte. Figuró algún tiempo en la cuadrilla de Antonio Sánchez (Tato). En aquella corrida sevillana actuaron los diestros Francisco Arjona Herrera (Cúchares), Juan Lucas Blanco, Manuel Arjona Herrera, Manuel Domínguez (el Nili), Antonio Sánchez (Tato) y José y Manuel Carmona, en festejo a beneficio de los heridos de la guerra de África, organizó el Ayuntamiento sevillano una sensacional y atractiva corrida, en la cual tomaron parte los diestros citados.

PEDRO PÁRRAGA HERNÁNDEZ (1818 - 1859)

Imagen y pintura propiedad de la Real Maestranza de Caballería de Ronda

Banderillero y matador de toros que nació en Madrid el 5 de noviembre de 1818, siendo su primera corrida el día 26 de diciembre de 1845. Fue arrollado por un toro  el 12 de octubre de 1859,  y falleció el día 15 del mismo mes.

Pedro Parraga comienza su carrera como banderillero en las cuadrillas de Manuel Lucas Blanco, Juan León, Roque Miranda y “El Morenillo”. Es esta última la que lo alienta a convertirse en matador. Se alterna en Madrid por primera vez como matador de toros, sin "la transferencia de trastos" (es decir, no había otra alternativa de ceremonia) el 28 de diciembre 1845, en compañía de “Noteveas” y “El Salamanquino”, frente a toros de las ganaderías de Pedro Nautet y Martínez Enrile.


El 12 de octubre 1859 en Toro, provincia de Zamora, alternando con Juan Rodríguez "Cadenas", y  haciendo un quite a un peón en peligro, fue literalmente arrollado por un astado  de la ganadería de Zalduendo. Él no sufre ninguna herida en sentido estricto, pero si un grave magullamiento general,  al que no le da la importancia debida. Después de dos días de atenciones en el hospital, decidió, en contra de la opinión de los médicos, unirse a sus compañeros para regresar en galera a Madrid, donde probablemente,  a consecuencia del traqueteo del viaje y de algún exceso alimenticio,  le sobreviene un paro cardiaco,  a las siete de la tarde del día 15 de octubre de 1859 en el camino de regreso a Madrid.

"Juzgándole desapasionadamente –escribió de él Sánchez de Neira en su diccionario-, como venimos haciéndolo con todos, no adquirió por su saber ni por su valor grandes laureles. Procuraba cumplir bien y hacía esfuerzos para ello; pero ni de banderillero se le vieron cosas de primer orden, ni de espada pasó de regular. En lo que más se le distinguió fue en correr los toros por derecho siempre, buena costumbre que se va perdiendo, y en los pases de muleta, que, especialmente los primeros que daba a cada toro, eran limpios y de buena escuela. Como todos los toreros, tuvo su época, si bien como hemos indicado, no ocupó nunca un primer puesto, y eso que en muchas Plazas de Toros de capitales de provincia era querido y apreciado. Su trato afable, jovial y rumboso contribuía a ello no poco, tanto como la buena dirección de las plazas, cuando la tenía a su cargo."

El maestro, don Juan José de Bonifaz Ybarra,  refiere de este personaje de la Fiesta, que << en la corrida celebrada en Toro (Zamora) el 12 de octubre de 1859, un astado de la ganadería de Zalduendo cogió a Pedro Párraga Hernández, sin que le produjera lesión externa alguna. Ingresado en el hospital, allí se observaron diversas mallugaduras a las que el espada no concedió mayor importancia, por lo que, imprudentemente, emprendió con sus compañeros el regreso en galera a Madrid. El traqueteo del incómodo viaje, unido a algún exceso alimenticio, provocó su muerte, ocurrida el inmediato día 15 antes de su llegada a la villa que le vio nacer. "

Cita don Luis Garrido, entre otras interesantes cosas, en una brillante editorial de su autoría titulada: "Portogüelo, el nombre de una tragedia", que en la tarde del trágico suceso se medían dos espadas que, si bien no gozaban del relumbrón de las grandes figuras de la época, sí que tenían buena prensa en plazas menores. Pedro Párraga Hernández y Juan Rodríguez «Cadenas» mantenían un duelo sobre el albero toresano en el que los protagonistas eran seis animales de la ganadería de Zalduendo. En aquel momento, el histórico hierro criaba a sus reses en la localidad navarra de Carrasposo, muy lejos de Cáceres, que es donde se encuentran en la actualidad. De estos toros se decía que eran animales «de pura casta». Saturnino Napal Lecumberri, en su libro «Navarra tierra de toros. Casta navarra», afirma lo siguiente. «Los toros eran chicos por su tamaño y grandes por su bravura, con un temperamento nervioso en extremo capaz de hacer andar de cabeza a toda la torería; que saltaban limpiamente la barrera, no huyendo, sino persiguiendo a la gente», dicta el autor. Poco se sabe de las características de Portogüelo. Sería, si atendemos a las descripciones generalizadas sobre los Zalduendos de mediados del siglo XIX, un ejemplar entre castaño y colorado, con ojos de perdiz, cuernos cortos, blancos, veletos y algo alirados. En la lidia, indican otras fuentes, solían presentar desigualdades, aunque por línea general eran toros bravos, nobles y ligeros.
Fuente:
http://www.laopiniondezamora.es/toro/2013/06/30/portoguelo-nombre-tragedia/689375.html