Los toros dan y quitan

ANTONIO SORIANO " MAERA CHICO " (XXXX - 1910)

ANTONIO SORIANO " MAERA CHICO "

Cortesía
De la hemeroteca de don José Antonio Román Romero

El 30 de diciembre de 1910, muere en la Ciudad de México el banderillero madrileño Antonio Soriano “Maera Chico” a consecuencia de un balazo que, accidentalmente, le disparó el picador Antonio Viñó “Inglés Chico”, también de la capital española. (Fuente: Efemérides taurinas del 30 de diciembre/ http://suertematador.com)

La versión anterior queda empañada si se lee la nota del periódico mexicano “El Imparcial” publicada en la capital mexicana el 31 de diciembre de 1910 y reproducida en Madrid por el Diario ABC, donde refiere que << en un cafetín de la sexta demarcación en México D.F., departían amigablemente el Maera y el Inglés, acompañados de los diestros Antonio Vargas (Negrito) y Manuel Dionisio Fernández. Cenaban y bebían relatando entre copa y copa las azarosas anécdotas de sus correrías taurómacas, cuando entre el Inglés y el Maera surgió una disputa, sin fundamento grave, que, a no haber estado los cerebros tan caldeados, no hubiera tenido tan fatales consecuencias. Cruzáronse mutuas frases malsonantes, y el Inglés se levantó de su asiento, sacó una pistola, sonó un disparo y el proyectil hirió en la frente al Maera, cayendo este por tierra, gravemente herido y bañado en sangre. Aterrados quedaron los acompañantes, y lo mismo “Negrito” que Manuel Dionisio exclamó. ¿Qué has hecho, inglés? El gendarme que estaba más cerca del lugar del suceso avisó a la sexta demarcación de policía, y seguidamente ocurrió el comisario al teatro de la tragedia. En una camilla fue trasladado Maera a la comisaría, y más tarde a la inspección médica, donde no había un solo facultativo que curase al infortunado torero, que llegaba agonizante. Fue llamado el doctor Cuesta, quien atendió al herido de una manera provisional, puesto que a él no le correspondía intervenir, limitándose sólo a poner un vendeje para cortar la hemorragia. Al declarar los testigos de la tragedia, dijeron que el inglés sacó la pistola sin el ánimo de herir a su compañero. >>

 

A las cuatro de la tarde del día 2 de enero recibió sepultura en el panteón español de la Ciudad de México. Al acto asistieron los matadores de toros, Jerezano, Moreno de Algeciras, Cocherito de Bilbao, El Boto, Lagartijillo Chico, Félix Velasco, Manuel Dionisio y varios banderilleros, novilleros y picadores. El picador que ha tenido la desgracia de matar a su compañero ha sido Antonio Viñó “Inglés Chico”, hermano de Manuel Viñó (ó Vigneau), como se le anunció en algunos carteles, que perteneció con Cigarrón a la cuadrilla de Emilio Torres, y hoy se dedica a explotar una acreditada marca de vino amontillado. (Fuente. Diario ABC de Madrid del 23 de enero de 1911)

 

Hacia el 24 de febrero de 1911, el madrileño diario ABC informa que << en los periódicos de Méjico leemos detalles relativos a la libertad del picador Antonio Viño (Inglés Chico), quien, como saben los lectores, tuvo la desgracia de herir de muerte a su compañero Maera Chico al disparársele una pistola. Salió de la prisión el día 3 del corriente, mediante el depósito de 500 pesos, como fianza. >>

Refiere el cronista Rafael Gómez Lozano (Dientefino) haber leído en "el Cossío", Tomo 3, Página 998, que << VIÑO (ANTONIO) Inglés Chico. Picador de toros. Había nacido en Sevilla y era hermano de Manuel, el picador de Emilio Bomba. Actuó la primera década de este siglo, y figuró alguna vez en la cuadrilla de Rafael "El Gallo". En 1910, estando en Méjico examinando una pistola, causó la muerte involuntariamente al disparársele a su compañero de cuadrilla Antonio Soriano (Maera Chico). Nada más sé de él después. >>

Del Diario ABC de Madrid del 8 de septiembre de 1912, colijo que Antonio Viño García "Inglés Chico" (nacido en Camas Sevilla el 10 de marzo de 1862), ya estaba muerto para esta fecha, ya que informan que la Asociación de Toreros, le dio una ayuda en el mes de agosto de 1912, de 1,000 pesetas, por fallecimiento del socio, a su madre Manuela García, lo que indica que no pasaron siquiera dos años entre la muerte de Antonio Soriano "Maera Chico" y la de su agresor. ¿Castigo divino?

Don José Antonio Román Romero, el historiógrafo taurino, refiere una historia diferente respecto a cómo se dio la tragedia al contarnos que: En suceso en el que la fatalidad ha actuado como principal factor, es el motivo que ha privado de la vida al conocido banderillero sevillano Antonio Soriano, apodado "Maera chico".Y es tanto más de lamentar el incidente desgraciado, cuanto que el causante lo ha sido involuntariamente.

El suceso ocurrió en México, el 30 de Diciembre de 1910 "Maera chico" y el picador Antonio Viñó (Inglés), eran dos amigos, cuya intimidad llegaba hasta el extremo de residir en la misma casa. El día del hecho, salieron juntos, como de costumbre, y al regresar a su domicilio para cenar entraron en un establecimiento de bebidas para tomar unas copas. En ese intermedio, y discutiendo sobre la campaña que haría en la actual temporada el diestro Antonio Fuentes, marchó al retrete "el Inglés". Hay que indicar que el pobre "Maera chico" sentía un temor irresistible a las armas de fuego, lo cual servía para que los amigos bromearan con él respecto a ese miedo, y esto le indujo al "Inglés" a chancear una vez más al "Maera", presentándose ante él con una pistola en la mano.

El "Maera", al verle entrar con el arma, le indicó que apuntara a otro sitio, por lo peligrosos que resultan esos aparatos, y cuando decía esto, se le escapó el tiro al "Inglés", dándole un balazo a su amigo en la cabeza que cayó al suelo exánime. Inmediatamente fue trasladado el herido a su domicilio y llamado en su auxilio el doctor Cuesta, practicó éste la primera cura, pero no pudo hacerla todo lo detenida que las circunstancias exigían, pues esto compete en estos casos al forense; avisada la comisaría, el médico de la misma no se encontraba en el cumplimiento del deber, y ello hizo precisos muchos trámites, hasta que se autorizó al doctor Cuesta a llevar a efecto la cura. Cuando ésta se hizo ya era tarde, y solo pudo apreciarse que la bala estaba alojada cerca del cerebro. El infeliz murió a las once de la mañana.