Los toros dan y quitan

IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS (1891 - 1934)

IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS

Foto Cortesía del sitio web:
http://portaltaurino.com/enciclopedia/doku.php/catedra_ignacio_sanchez_mejias_de_comunicacion_y_tauromaquia

Matador de Toros atípico, amigo de intelectuales, comediógrafo y mecenas de de espectáculos de altura,  que nació el 6 de junio de 1891, en la sevillanísima calle de La Palma.  El 16 de marzo de  1919 tomó la alternativa en Barcelona de manos de Joselito y con Belmonte de testigo. La confirmó en Madrid al año siguiente, en abril.  Contrató para 1920 más de un centenar de corridas y sólo dos cornadas le impidieron alcanzarlas. Pero antes le esperaba Talavera. La fotografía de Ignacio abrumado por el dolor, sosteniendo con una mano abierta la cara mientras con la otra acaricia la cabeza de Joselito yaciente, tranquilo ya en su gloria, es quizás la más emocionante de la historia de la tauromaquia.  Tras permanecer siete años apartado de los ruedos, retornó para desgracia al toreo activo, siendo cogido el 11 de agosto de 1934 en Manzanares (Provincia de Ciudad Real) por un toro de la dehesa de don Demetrio y don Ricardo Ayala, número 16, "Granadino", negro bragado, corniapretado, bizco del derecho, manso, astifino y badanudo, el primero de la tarde,  lo enganchó cuando daba uno de sus típicos pases sentados en el estribo,  causándole una herida penetrante en la región antero interna del muslo derecho. El se agarró a los cuernos y llegó hasta los medios con el asta dentro, dirigiendo el quite de Alfredito Corrochano. No quiso que lo operaran en la mísera enfermería y pidió volver a Madrid, pero la ambulancia tardó varias horas y el viaje fue muy malo. Lo atendieron en el Sanatorio del Doctor Segovia empero a los dos días se declaró la gangrena y murió a causa de esta, sufriendo y delirando a las 10 de la  mañana del día 13 de agosto de 1934. Descansa en paz en Sevilla junto a sus cuñados Fernando Gómez “Gallito”, Rafael “El Gallo” y el inmenso “Joselito”. (Fuente: Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega de su obra “Víctimas del Toreo”).

Curiosamente el destino acomodó las cartas de la suerte para que se diera el trágico suceso, pues refiere el maestro Juan José de Bonifaz Ybarra en su obra “Víctimas de la Fiesta”, que << el 6 de agosto del citado 1934 actúa en La Coruña junto a Juan Belmonte y Domingo Ortega, festejo que tendría funestas consecuencias, ya que no solo al intentar descabellar a un toro de Bernardo Escudero Bueno, saltó el estoque al tendido matando a un espectador, sino que al regresar a Madrid el automóvil de ortega sufrió un accidente de circulación en el que resultó herido el espada de Borox, por lo que no puede acudir el siguiente día a 11 a Manzanares (Ciudad Real), donde tenía contratada la corrida de feria. El puesto vacante es ocupado por Sánchez Mejías, quedando el cartel de la siguiente forma: dos reses para el rejoneador Simao da Veiga, y otras seis para Ignacio, Fermín Espinosa (Armillita chico) y Alfredo Corrochano. Los ocho toros fueron de los hermanos Demetrio y Ricardo Ayala. "

El 2 de octubre de 2012, recibí una amable carta del Lic. Eduardo Izaguirre Fierro, nieto del cronista y doctor, Baltazar Izaguirre Rojo, quien se firmaba en su tiempo bajo el seudónimo de "Lance del Desdén", y donde me allega una editorial de la autoría de su abuelo publicada en el mexicano diario El Universal del domingo 19 de agosto de 1934, titulada: Ignacio Sánchez Mejías ¡¡ Descanse en paz !!, donde refiere: Ignacio Sánchez Mejías ha muerto! El hombre denodado, el hombre esforzado, rodó sobre la arena sangrienta de una plaza provinciana para no levantarse mas al aplauso y al clamor de sus admiradores! Cayó como el deseaba, frente a la apoteosis de una tarde magnificente, en una lírica imprecación de valentía! Como cayeron los gladiadores de las edades muertas frente a la garra indómita de la fiera azuzada y poderosa! Sin desfallecimientos! Sin titubeos! Sin lipotimias vergonzantes y ridículas en el trueque bochornoso de los sexos! Y es que Sanchez Mejias mas que un torero abstracto, mas que un artista implícito, era un hombre integral! Era un hombre que había forjado su corazón a las altas temperaturas del heroísmo y la temeridad! Hombre capacitado para todas las lidias de todos los momentos emocionados de la historia, que, por haber extraviado el camino, en retrasos seculares, no acompaño a Alejandro en su larga y pasmosa expedición asiática, ni lego con Atila a las puertas de Roma reclutado en las murallas augustas de Sagunto, ni piso, palpitante de ocasos y de perlas, las barcas alucinadas del Almirante insigne que se embriagaran de silencio, de soledad y de epopeya antes de montar una esmeralda de ilusiones en la isla miraculada del Archipiélago Antillano! Si, su noble y recio carcax de eternidades, en el concepto de su concepto de lo eterno, mas que emanación hacia la gratitud estética del peligro y de la gloria, era una substanciación dinámica de la arrogancia y la temeridad! Sus flechas eran flechas de pasión y de acción y de renunciación lanzadas a los rumbos de lo perspectivo sobre las munificas aristocracias del desprecio a las trivialidades de la vida! La testa y el morrillo y la sangre y la muerte, fueron para la templanza de sus destemplanzas rebosantes, una flagelación de lo admirable presta a herir e impresionar mas a la multitud que a su devoción, mejor a los expectantes que a si mismo! Su vida, plena de un impulso gravitativo por si fanatismo a la epopeya, corrió tempestades de lujurias emotivas, cual barca desbocada sobre la superficie en vértigo de olas, tras el arrecife donde estrellarse o encallar de cara a los postreros reflejos del sol, aptos para fundirse en el aroma de un clavel anhelante o en la fosforescencia de unos ojos bruñidos en el calofrío de un alma de mujer! Por eso no recargo el satín de sus impertinencias terrenales con leves mutilaciones de lo perecedero capaces de avivar ese rescoldo que dejan en sus nexos quienes fueron predestinados por la Divinidad para enseñar, ejecutar y merecer! No subrayo sus reciedumbres de anima en una erudición imperativa y nueva de nuevas e imperativas formulas de arte! No! Porque el arte de su arte mas que en pensamiento, mejor que en la inteligencia y el cerebro, se compulsaba y sostenía entre el tejido férreo de su potente corazón antiguo! Mejor que una silueta destinada a la película de lo juncal dislocativo, era una aliento reforzado por todas las emancipaciones primigenias de la virilidad y la energía! Y en ellas y con ellas vio y bebió y gozo el alarido atormentado de las gentes, cortando con el ala cortante de sus extraños plumones implacables, lo que a el le correspondía de tributo en la macula epifanía de las muchedumbres! Y así, se sostuvo ante los afortunados por la capacidad misteriosa de lo arcano, y vio los derrotados muchas veces, a pesar de lo inexplicable de sus inspiraciones y a pesar de lo inaccesible de los hondos augurios de lo eterno! Tal vez por eso a arribado este momento de su anulación irremediable tras el largo descanso de los designios de su fatalidad! Tal vez los dioses fatigados de mirarlo vencer sus adelantos y sus privilegios y sus selecciones, uncieron las potencias en un haz y apagaron aquel corazón que amenazaba obscurecer de nuevo el preludio del destello de sus astros! Y por eso callo frente a la tarde, hurgando una constelación de magnitudes para embalsamarse afirmativo en el sacro recuerdo de los hombres...! Descanse en paz bajo la paz de Dios y sobre la infinita emulación de nuestro tiempo, enfermo de pequeñez, de cobardía y de feminidad!



De la hemeroteca del cronista
Pedro Julio Jiménez Villaseñor