Los toros dan y quitan

FRANCISCO HERRERA RODRÍGUEZ "CURRO GUILLÉN" (1783 - 1820)

FRANCISCO HERRERA RODRÍGUEZ "CURRO GUILLÉN"

Grabado de la muerte de Curro Guillén por

D. Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)

Matador de toros que nació en el municipio de Utrera, provincia de Sevilla, España el 16 de noviembre de 1783. Curro Guillén, fue el tercero de una dinastía de toreros del mismo nombre “Francisco Herrera”, iniciada por su abuelo, contemporáneo de Pedro Romero, y continuada por su padre, Francisco Herrera Guillén. Sus tíos maternos (Cosme Rodríguez y José María Rodríguez) fueron banderilleros, su abuelo materno era tío del excelso  "Costillares”.

Había nacido en Utrera, pero antes de que tuviera cinco años su familia se trasladó a Sevilla. Desde edad temprana, expresó deseo de ser torero.  Practicó el toreo de "salón", realizando todas las fases de la lidia ante un "toro fantasma”. Cuando sólo tenía quince años, constituyó  una "cuadrilla infantil” que obtuvo muchos éxitos en el ámbito de Sevilla. Tomó la alternativa en esta misma ciudad el 22 de junio de 1799 de manos de Jerónimo José Cándido,  con quien había trabajado de rehiletero, y quien le confirma la alternativa en Madrid el 3 de septiembre siguiente. Participó exitosamente  en "las Corridas Reales" de 1803. En 1811, a causa de su oposición a la ocupación francesa, abandona España y se establece en Lisboa, Portugal,  donde continúa su carrera taurina y logra convertirse en un verdadero ídolo del país lusitano. En 1814, regresa a España y lleva a cabo una carrera triunfal hasta su muerte en Ronda, España, Provincia de Málaga en 1820.

El 20 de mayo de 1820 (otros cronistas refieren que fue el 21 o 29 de mayo), se anunció en la Plaza  de Ronda, provincia de Málaga en España, junto con otro sevillano, Juan León, para hacer frente a toros de D. José Rafael Cabrera. En ese momento, las dos "capitales" de las corridas de toros eran  Ronda y Sevilla, los matadores de estas dos ciudades con su estilo particular de toreo que habían impuesto a sus propios pueblos estas dos escuelas de distinta concepción del arte de la tauromaquia. Esta rivalidad se vio exacerbada por algunos espectadores que se comportaron particularmente faltos de respeto. Los dos sevillanos fueron repudiados desde el paseo, expresándoles su hostilidad. Según la leyenda, mientras que Curro Guillén se prepara para matar;  Manfredi, el "líder" de un grupo especialmente hostil de reventadores, pídele en voz alta: "Sr. Curro, ¿podremos ver que hace un poco más esfuerzo?;  -El matador detenido en su grito busca la voz provocadora en las gradas para ubicarlo- y este  grita de nuevo. "Vaya por este pequeño toro”, invitándole sarcásticamente a Guillén a matar recibiendo a un toro que no servía para esta suerte. Quizás se dejó llevar por la irritación y propinó a la fiera una estocada defectuosa, un bajonazo al lado contrario. Quizás Manfredi jamás haya existido, empero los mitos revelan el clima de animadversión que prevalecía en las gradas y que quizá fue exagerado por los aficionados sevillanos afines al torero.

Sin embargo, “Curro Guillén” estoquea aprisa y recibiendo a un toro quedado, que con sentido le planta por justipago una cornada terrible en el muslo derecho, para enseguida precipitarlo contra las tablas, donde de nuevo arremetió con codicia contra el torero,  enganchándole  con el cuerno izquierdo que se introdujo en su muslo derecho. El color rosa del vestido de luces del sevillano se tornó cárdeno  de su misma sangre,  por lo que su alternante,  Juan León, y  antes de la segunda cogida,  se aprestó  en su ayuda, y fue temerario por desesperación a arrojarse a la cuna misma de los cuernos del toro  para que dejase en paz a su amigo, asiendo al animal por el cuerno en un acto heroico y de extremo peligro, resultando a consecuencia enganchado por el hombrillo derecho con el otro cuerno. Llegó el momento en que la bestia enardecida los transportó aterradoramente y por segundos hacia el centro del ruedo, enganchados de sus astas y,  en los medios los lanzó como despojos en la arena. Juan León, resultó conmocionado pero sólo ligeramente herido;  en contrario “Curro” estaba seriamente herido y,  enseguida, en forma por demás increíble,  se puso en pie y, con paso vacilante,  por el derrame de sangre, se dirigió a la enfermería,  mientras  que Juan permanecía tendido en el suelo. Al llegar “Curro Guillén” a la barrera, recibió el apoyo de su amigo Francisco Caamaño, contratista de caballos; y una vez en el callejón, camino a la enfermería y, en los brazos de Caamaño, “Curro Guillén” expiró. Del momento de la cogida al de  expirar no pasaron dos minutos.

Cuenta la leyenda pesarosa que “Curro Guillén” fue enterrado en el mismo lugar del ruedo rondeño en que se produjo la mortal cogida,  pero no hay constancia documental de ello. Resulta difícil  creer que a personaje tan célebre no se le enterrase en sagrado y que, además, no se hayan conservado documentos de la época que se refieran a tan extraordinario hecho. Empero hace cuarenta años se hicieron obras en el ruedo de la plaza y, entre los burladeros 1 y 2, aparecieron unos restos humanos y un crucifijo. No sé sabe a ciencia cierta  que se hizo con ellos, nadie lo dice, pero ¿serían acaso los restos mortales de “Curro Guillén”? harían bien en investigar a fondo para sepultar en sagrado a tan famoso lidiador.

Por su parte el erudito taurino d. Juan José de Bonifaz cita en su obra “Víctimas de la Fiesta”, que << De linaje torero el precoz utrerano Francisco Herrera Rodríguez (Curro Guillén) alcanzó las más altas cotas en el toreo de su tiempo. Su lamentable final tuvo por escenario la plaza de Ronda (Málaga) el 20 de mayo de 1820, al intentar matar recibiendo a un cornúpeta del hierro de José Rafael Cabrera, que le produjo mortal herida en el costado derecho, pese al valeroso quite que le hizo su compañero Juan León, quien también fue cogido. Dejó de existir momentos más tarde del suceso, de que se culpó a un apasionado reventador. " 

Citan en el libro "Necrología Taurina", de Tomás Orts Ramos, "El Niño de Dios" (1866-1939) publicado en 1889: Francisco Herrera Rodríguez (Curro Guillén).- La tarde del 20 de mayo de 1820, lidiábase en Ronda por la cuadrilla de "Curro Guillén", una corrida de D. José R. Barbero. Al ir el diestro a pasar de muleta al primero, algunos espectadores dirigieron varias pullas, que hicieron perder al maestro la serenidad de que tanto necesitaba. Le trasteó, y al estar el toro igualado le grita un necio:-¿A que no lo recibe V.?- Acababa Herrera de perder los estribos, cita al toro, acude este encampanándose, gana terreno y se precipita sobre el matador, enganchándole por el muslo y arrojándole sobre las tablas. Juan León, que se halla cerca, se tira en la cuna del toro sacrificando su vida; le aparta el toro de un hachazo, vuelve contra Herrera, le da una cornada que le atraviesa el pecho, coge a León con el otro cuerno, y sale, ¡cosa inaudita hacia los tercios con un hombre enganchado en cada asta! Llegado allí, derrota, lanza por el aire a los dos desgraciados y sigue su viaje. Juan León salió ileso, Curro Guillén murió a las 7 horas.
Fuente:
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=14529

21 de mayo de 1820.- En Ronda, España, el toro "Lorado" de José Rafael Cabrera, mata de una cornada en el pecho al coleta Francisco Javier Herrera Rodríguez, mejor conocido como "Curro Guillén", uno de los más grandes exponentes de la Escuela Sevillana del Toreo; el percance se dio con el raro caso de que al acudir al quite su banderillero, amigo y futuro famoso matador de toros Juan León, se prendió del pitón opuesto del que hería a su maestro, y el astado llevó colgados a ambos de lado a lado de la plaza. León sufrió solo golpes.

Fuente:
Tauro Efemérides (página 226)
Sergio Martín del Campo Rodríguez