Los toros dan y quitan

ANTONIO MIRANDA "PIPO " (1869 - 1913)

ANTONIO MIRANDA "PIPO "

Solo para efectos ilustrativos

Vista de San Juan Raboso, Puebla, México

Cortesía de don Carlos G. Rodríguez, en Panoramio.

Banderillero sevillano, nacido en 1869, falleció en junio de 1913, a los 44 años de edad, cuando estaba apartando una corrida de toros en la Hacienda Raboso, en México. Uno de los toros le corneó mortalmente en un descuido. Empezó a trabajar en las plazas de su tierra por el año 1889. Marchó después a México con Diego Prieto (Cuatrodedos), trabajando en circos de este país durante varios años, hasta que murió allá trágicamente. (Crónica de don Juan José Zaldívar Ortega)

 

Don Juan José de Bonifaz Ybarra, el afamado erudito taurino, refiere en su obra “Víctimas de la Fiesta”, que << en día no determinado del mes de junio de 1913, fue herido y muerto el sevillano Antonio Miranda (Pipo), cuando ayudaba en los trabajos de apartar una corrida en la mexicana hacienda de “El Raboso” . Había marchado a aquella república a comienzos del siglo integrado en la cuadrilla de Diego Prieto (Cuatrodedos). >>

Existe hasta nuestros días,  la añosa Hacienda de Raboso, en San Juan Raboso, cercano a  Izúcar de Matamoros, en el mexicano Estado de Puebla. Desde 1914, existen cartas donde se  refiere a esta Hacienda aportando fondos para el sostenimiento de las tropas libertadoras leales al General Emiliano Zapata, por lo que es probable que este lidiador taurino  haya fallecido en el Estado de Puebla. Hacia 1913 esta hacienda era propiedad de los sucesores de d. Francisco Illescas, un hacendado español que también fue dueño de otras haciendas de la zona y quienes la transformaron de ganadera a productora de caña de azúcar. Hacia 1915 la familia Maurer adquirió la Hacienda Raboso, pero su compra se formalizó legalmente en 1918. Antes de los Illescas, la hacienda había sido propiedad de un acaudalado protestante de nombre Mateo Mucito, que fue fusilado por las huestes de don Miguel Hidalgo en la Guerra de Independencia, y fue su Viuda quien le vendió a los Illescas. A su vez Mateo Mucito, usando salaciones, les había comprado la quebrada hacienda ganadera a los últimos descendientes de d. Juan Raboso. Por muchas historias sobrenaturales, siempre se habló de una hacienda hechizada, y estas imprecaciones, alcanzaron también a Antonio Miranda (Pipo) sin deberla ni temerla.