Los toros dan y quitan

ANASTASIO BRAVO (1834 - 1884)

ANASTASIO BRAVO

Cortesía de
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Citan en la obra "Historia de la Cirugía Taurina en México (De los siglos virreinales a nuestros días) ", Paginas 96,97, del Dr. Raúl Aragón López y del Maestro en Historia D. José Francisco Coello Ugalde, México 2018, Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana, una editorial de Roque Solares Tacubac (Dr. Carlos Cuesta Baquero 1886-1951) -y que copiaré irrespetuosamente en forma abreviada para que compren la obra antedicha y gocen con su lectura completa- que el picador Anastasio Bravo, nacido en San Luis Potosí, México en 1834, era conocido hacia el año de 1884, ya con 50 años de edad, con el mote de "el viejo Bravo" o "tata Bravo". Era de carácter adusto, poco afecto a la camaradería. En el ejercicio de su oficio buen caballista y valiente. Nunca rehuía ir al toro, aunque el cornúpeta fuese corpulento, bravo y duro ocasionando tremendos porrazos. Su jefe era el espada potosino Pedro Nolasco Acosta, quien le estimaba, dispensándole incluso las impertinencias que tenía fuera del redondel, cuando en los días que no eran de corridas libaba en abundancia el licor nombrado vino mezcal, al que era muy afecto. Estuvo muchos años ausente de su pueblo natal a causa de un homicidio que cometió. Su mujer -esposa o amasia- entró en amoríos con otro torero. El picador sorprendió la infidelidad y castigó al hombre dándole muerte. Huyó para no estar en presidio y fue a integrar la cuadrilla del famoso espada guanajuatense Lino Zamora, pero fallecido este de modo trágico, Bravo ingresó a la del zacatecano Toribio Peralta alias "La Galuza". Transcurridos los años, el homicidio fue olvidado y las Autoridades no tuvieron ya afán en castigar al delincuente. Entonces ingresó a la cuadrilla del potosino Nolasco Acosta. Antes de huir de San Luis Potosí, siendo joven estuvo en la cuadrilla del también espada potosino Juan Núñez (Padre) antecesor de Nolasco. Su reaparición en San Luis fue en el año de 1878, donde desde la primera de sus actuaciones fue aplaudido, a pesar de estar al lado de picadores más jóvenes de mejor presencia.
Seis años estuvo en la hueste de Nolasco Acosta, hasta que tuvo el accidente mortal que le produjo la muerte. El día 13 de enero de 1884, hubo en la plaza de toros de "El Montecillo" -nombre de un barrio de la ciudad potosina- una corrida de toros de la ganadería de la hacienda de "Espíritu Santo". El quinto -enorme cornúpeta de pinta castaño encendido- fue tardo en los lances de picar, pero teniendo inmenso poder cuando se arrancaba derribaba a las cabalgaduras dándoles el topetazo, pues no bajaba la cabeza para cornearlas. Así aconteció cuando el picador Bravo, avanzó imprudentemente más allá de los tercios del redondel, llegando casi hasta los medios. El porrazo fue tremendo, porque el toro levantó en vilo al caballo azotándolo sobre el suelo, donde chocó con estruendo la cabeza del jinete. Luego, la cabalgadura se levantó ilesa, dejando caído a "tata Bravo", que estaba sin conocimiento, conmocionado cerebralmente.
Los toreros levantaron al picador y lleváronle inmediatamente, no a la enfermería porque la plaza de toros carecía de esta humanitaria dependencia sino a la habitación del Señor Don Juan Hidalgo, conserje que cuidaba el edificio. Dos horas después, recobró el conocimiento comenzando a platicar, por lo que juzgaron que el riesgo había pasado.
Luego lleváronle a su casa: Habitaba en una barriada nombrada "La Perlita", en una casa situada en un callejón que tenía el terrorífico mote de "Callejón del Muerto", debido a un asesinato que allí hicieron. En la misma casa vivía el picador Eutimio Acosta. Este afirmaba que "tata Bravo" había tenido basca hasta la medianoche, pero que después estuvo en silencio por lo que juzgaron ya se había dormido. ¡Fue el sueño de la Eternidad. El de la Muerte! Cuando al siguiente día fueron a hablar con el picador, hallaron que estaba cadáver ya rígido. ¿A qué horas de la madrugada falleció? Ninguno lo supo puesto que nadie le había estado acompañando. ¿De qué causa fue su fallecimiento? Indudablemente originado por la terrible caída. Probablemente produjo una hemorragia entre las meninges y los huesos del cráneo. La sangre al derramarse fue oprimiendo al cerebro hasta que determinó el síncope mortal. En los detalles respecto a la causa de la muerte, tuvo gran semejanza el picador "tata Bravo" con el espada hispano "Nacional II" (Juan Anlló)
Al siguiente día, sin hacer autopsia en el cadáver pues no tuvieron intervención las Autoridades fue hecho el sepelio.
Fue en un camposanto nombrado "Cementerio de Guadalupe", al terminar una hermosa calzada que existe en el rumbo sur de la ciudad potosina.
Así fue el luctuoso suceso de la muerte del picador Anastasio Bravo, quien ahora tendrá inesperada reminiscencia en el libro "Las Víctimas del Toreo". Esa remembranza constituirá un homenaje al humilde artista.