Los toros dan y quitan

LORENZO MANUEL MONTERO MELÉNDEZ (1968 - 2013)

LORENZO MANUEL MONTERO MELÉNDEZ

Velatorio familiar de don Lorenzo Manuel Montero Meléndez (Q.E.P.D.)
La tragedia del aficionado a las corralejas ocurrió el domingo 15 de septiembre a las 3:30 de la tarde.
El corneado murió la noche del jueves 19, tras ser "paseado" por varios centros de salud.
Los organizadores de las corralejas y el alcalde fingen demencia y se hacen los desentendidos.
Que Dios y Santo Tomás ayude a sus deudos.

El colombiano medio en la Red: "ZonaCero.Info", informó el viernes 20 de septiembre de 2013, de la pluma de su editorialista Julio Mario Pérez Morales, que un hombre había fallecido a resulta de una cornada que recibió en las fiestas en corralejas de Santo Tomás de Villanueva (Departamento del Atlántico, Región Caribe, en Colombia) .- Con la mirada perdida y muy callada se encontraba María Montero, al lado de una mesa fúnebre, típico de los pueblos de la Costa Caribe colombiana, que suelen velar los muertos en sus viviendas. Empezó a hablar y lanzó la expresión: "Lorenzo era mi hermano de sangre, pero lo quería como un hijo". El vivir casi 40 años juntos, lo hacía merecedor de esa expresión.

Contó que su hermano, Lorenzo Manuel Montero Meléndez, de 45 años, falleció en la noche del jueves en una clínica del norte de Barranquilla, luego de que el domingo fuera alcanzado por los cachos de un toro en las corralejas que se celebraron en Santo Tomás. Según narró su hermana, Lorenzo Manuel en horas de la tarde del domingo salió con un amigo para jugar dominó en un estadero que está ubicado sobre el sector del boulevard, en Santo Tomás. "Un compadre llegó hasta donde estaba él y le dijo que unos de sus hijos, el de 15 años, se encontraba en las corralejas. Lorenzo inmediatamente cogió para allá para sacarlo. Habló con él y lo sacó, sin embargo, mi hermano se quedó dentro".

"Apenas era el primer toro del día. Ese fue el que lo cogió por una de las piernas y alzó. Intentó correr para escabullirse entre los palos de la corraleja, pero el animal nuevamente lo alzó con su cacho por la misma pierna derecha", relató María Montero. Mal herido fue trasladado en una ambulancia hasta el hospital de Santo Tomás, en donde fue examinado, curado y le tomaron puntos de sutura a la herida. "Luego de ahí, comenzó otra odisea para nosotros", afirmaron los familiares.

Los familiares de Lorenzo Montero denunciaron que "en el hospital de Santo Tomás, hubo un mal procedimiento en la atención del hoy occiso". "¡Fue una negligencia médica! Luego que le cogieron los puntos, me lo devolvieron para la casa a las 7 de la noche y dijeron que regresara el martes para que le curaran la herida a las 10 de la mañana. Sin embargo mi hermano me decía desde el lunes que le dolía la pierna ya que tenía sangre acumulada. Fue llevado el martes y lo curaron. Luego el miércoles nuevamente lo llevamos, con la pierna más hinchada y con más sangre, y nos dijeron que la herida se encontraba infectada y que se tenía que quitar los puntos. Hicieron el procedimiento y nuevamente lo enviaron para nuestra casa con la herida abierta", relató la hermana y afirmó que no podía creer lo que estaba sucediendo. Confesó que su hermano no aguantaba ya el dolor y decidieron por eso trasladarlo el jueves a la 1 de la madrugada hasta el hospital Juan Domínguez Romero. Afirmaron que la atención no era la mejor y luego de 10 horas, le comentaron que iba a ser trasladado a una clínica al norte de Barranquilla. A lo que la mujer les exclamó: "¿esto es el paseo de la muerte?". Los familiares aceptaron el traslado hasta la clínica Atenas, donde indicaron que la atención fue óptima. "A pesar de que la atención fue buena, mi hermano falleció a las 7 de la noche del jueves a causa de un paro cardíaco", subrayó.

Lorenzo Manuel Montero Meléndez, el último de cinco hermanos, era la primera vez que ingresaba a las corralejas."Siempre iba, pero a ver desde abajo", anotó. Montero Meléndez se dedicaba a la albañilería y a vender limón. Vivía en unión libre y deja 6 hijos, uno de ellos con discapacidad sicomotriz. "Espero que el alcalde tome conciencia y prohíba eso (...) Una fiesta donde se muere una persona, no es fiesta. A mí no me puede alegrar la muerte de un ser humano", afirmó tajantemente su hermana, que lo consideraba un hijo.

La gerente del Hospital de Santo Tomás, Alexandra López Pérez, a toro pasado, y ante las imputaciones que se le hacen por la evidente negligencia hospitalaria, ahora sale con dispensas de niña boba, al exponer a los medios informativos, que el hospital desde el primer momento a través de su equipo de médicos y paramédicos brindaron la atención debida, de acuerdo al protocolo estipulado cuando se presenta este tipo de hechos, hicieron las recomendaciones del caso y se procedió hacer lo propio con atender heridas en región inguinal y en muslo derecho ocasionadas con objeto contundente (cuerno de toro), tal como lo evidencia la historia clínica.

"Nosotros fuimos oportunos en la atención y siempre prestamos a través de los profesionales de la medicina el cuidado correspondiente, nunca pusimos en riesgo la vida del finado, le dimos el traslado a una atención de mayor nivel en el momento que se hizo necesario". Finalmente, agregó que en cada uno de los 26 casos que se presentaron por motivo de las corralejas hubo el debido cuidado y atención profesional, lo cual puede demostrar, lamentó verdaderamente este desenlace fatal que hoy enluta una familia en Santo Tomás. "Estamos convencidos que actuamos de buena fe y con profesionalismo en cada uno de las situaciones presentadas, queremos decirle a los familiares del fallecido que hicimos lo que nos correspondió y nunca hubo un paseo de la muerte".

Ojalá y que no se le aparezca el muerto a esta rancia marrullera, que ahora, apurada por perder su puesto, y quizá hasta su libertad (porque cárcel se la merece), habla maravillas de una atención que no le dieron, porque lo cierto es que con sus malos cuidados, despacharon a Lorenzo Manuel al otro mundo. Bien sabe Dios que una y otra vez lo mandaron a morirse en casa, cuando que era una herida que requería de mantenerlo internado y en observación cerrada, y ya cuando el cuadro infeccioso de las cornadas se les había salido de control y la septicemia galopante presagiaba fallos multiorgánicos, lo enviaron espantados a otro hospital (como a una papa caliente); por eso ya nada pudieron hacer allí para remediar la mala atención prestada. Total, que Dios los perdone y a Lorenzo Manuel lo tenga en el Cielo.