Los toros dan y quitan

JAIME RIVERO SALMERÓN << EL HÚNGARO >> (XXXX - 1981)

JAIME RIVERO SALMERÓN << EL HÚNGARO >>

Jaime Rivero “El Húngaro”

Cortesía de: http://torerosmexicanos.blogspot.com

Jaime Rivero, apodado “El Húngaro” porque pertenecía a una familia conectada con las trashumantes y pueblerinas ferias de juegos mecánicos. Era ahijado de bautizo de uno de los hermanos Sotelo, acaudalados dueños de ruedas de la fortuna y de caballitos y látigos, quienes a veces, como complemento de sus festivas instalaciones, daban también en sus campos festejos taurinos, como por ejemplo en Tenancingo, donde la plaza de toros, en los días en que no había corridas, se llenaba de agua y funcionaba como alberca. “El Húngaro” era un joven torero de muy fuerte personalidad. ¿Y que más? Muy poco más. Valiente, sí, como todos los novilleros; pero ni artista (lo que más gusta en México) ni tampoco poderoso con los toros, a cuya merced era frecuente verlo, cuando de un pitón a otro se lo pasaban, afortunadamente sin herirlo nunca de gravedad. Su defecto más notorio (el creía que era una cualidad) era su ansia de hacerse notorio, a como diera lugar, con alguna originalidad o extravagancia. Después de torear en varias novilladas en la capital y en el interior de la República, marchó a España donde no tuvo mucha suerte como torero,  por lo que se vio precisado a trabajar de mesero en un café. Tan valiente y personal novillero encontró la muerte, en plena juventud, no en el ruedo, en las astas de un toro, sino en un accidente trágico, en la ciudad de México; estalló la caldera de un establecimiento de baños públicos, cuando él estaba tomando uno, y la explosión lo mató, de manera que aunque apareció su nombre en la nota roja de los periódicos, pocos aficionados se dieron cuenta de que se trataba de tan singular torero, que sino dejó honda huella de su paso por las arenas, si consiguió grabar su recuerdo en quienes fueron sus amigos, y lamentaron su fin desairado, tal es el caso de don Rafael Solana, autor de esta editorial  y  quien trabajó para el capitalino diario La Afición de México D.F.

Fuente: Extracto de Don Rafael Gómez Lozano (Dientefino) de una nota editorial del cronista Rafael Solana,  publicada en 1990 en  del Diario La Afición, de México, D.F.


Cortesía de José Oliver Hernández Rivero

En abundamiento de su singladura taurina, don Rafael Gómez Lozano (Dientefino) refiere que de Jaime Rivero (El Húngaro) cita “El Cossío” << Matador de novillos mexicano que actuó en la plaza México, de la capital de su nación, el 2 de noviembre de 1969, para despachar un encierro de la ganadería de Santoyo en unión de Rodrigo Viteri y Daniel Vilches. Agradó tanto su labor, que a pesar de no acertar con el acero salió a hombros del coso. Durante la siguiente temporada es herido en dos ocasiones, ambas en el ruedo de la Guadalajara azteca. El 25 de enero por una res del hierro de “San Marcos”, en el muslo derecho, ante sus compañeros de terna Ángel y Raúl Ponce de León y el 12 de abril por un astado de Ezequiel Gutiérrez, en la región perineal derecha, en presencia de Alfredo Acosta y Alberto Zavala “El Memín”. En 1971 viene a España y aquí interviene en un par de corridas picadas, una de ellas, el 23 de mayo, el la plaza “La Tercera”, de San Sebastián de los Reyes, en las inmediaciones de Madrid. Se corrió en tal coyuntura ganado de “Barcial”, fueron sus compañeros de cartel Antonio Porras y Antonio Benete “el Mesías” y resultó cogido por su segundo enemigo tras haber cortado una oreja a su primero. >> Después esta misma fuente tan respetable cita: <<  RIVERO (Jaime), “El Húngaro”. Matador de novillos mexicano, del que traté en la página 346 del tomo VI de este tratado. Su muerte se produjo en circunstancias trágicas, al explotar una caldera cuando el infortunado espada se encontraba en una sauna. Ello ocurrió en la capital azteca el 28 de junio de 1981.


Cortesía de José Oliver Hernández Rivero

El pasado 4 de agosto de 2011, recibí una emotiva carta del Sr. José Oliver Hernández Rivero, sobrino del valeroso novillero Jaime Rivero Salmerón "El Húngaro" donde nos cuenta, aparte de enviarme 2 fotos de su propiedad que muestro en esta necrología, lo siguiente: Es muy satisfactorio entregarle estas fotos, ya que así lo hubiera deseado mi entrañable tío. Yo era un niño cuando él murió, tenia 11 años, y me recuerdo bien que mi tío tocaba muy bien la guitarra, puro flamenco, también cantaba. Muchas de sus fotos estaban en un ropero pero le entro agua y se echaron a perder; su esposa tiene más, pero ella vive en Morelia Michoacán. Mi tío solo tuvo un hijo y se llama igual que él, Jaime Rivero. Le voy a conseguir mas fotos y muy buenas; su hermana, mi tía José, tiene de cuando él estuvo en España. Me recuerdo que vi la oreja y el rabo que corto, su muleta y su capote también, y todo lo que allí dice es verdad, lo único que se les paso comentar es que el papa de mi tío, o sea mi abuelo, era el dueño de la feria y se llamaba José Rivero Ponce. De hecho, casi todos, la familia Rivero, nos dedicamos a la feria. Una vez nos llevaron a la casa del señor Solana y después a un restaurante que tenia una plaza pequeñita, ya tiene mucho de eso, había muchas personas del medio. A mi, en lo personal, me gusta mucho la fiesta brava, me hubiera gustado ver torear a mi tío, en sus fotos veo que esta muy cerca del toro. Déjeme conseguirle más fotos y se las mando. Mi nombre es José Oliver Hernández Rivero y estoy para servirle.

Cortesía de José Oliver Hernández Rivero

Cortesía de José Oliver Hernández Rivero