Los toros dan y quitan

BERNARDO GAVIÑO RUEDA (1812 - 1886)

“Capitán de gladiadores”
Retrato tomado en el estudio de Valleto hacia 1880.
Fuente: LA LIDIA. Revista Gráfica Taurina.
M. en H. José Francisco Coello Ugalde

Ilustre matador de toros  que nació en Puerto Real (Cádiz) el 20 de agosto de 1812. Era pariente, aunque lejano, del Maestro Juan León “Leoncillo”, de quien recibió las primeras lecciones en el Matadero de Sevilla. Luego trabajó a las órdenes del matador de toros Bartolomé Ximénez y del novillero Francisco Benítez Sayol, estoqueando toros en varias ocasiones.

En 1835, el gaditano Bernardo Gaviño fue convencido por el matador mexicano Manolo Bravo para que probase fortuna en la fiesta taurina de su patria. Bravo le consiguió un contrato para torear en México a través del cónsul de éste país en La Habana, donde residía el matador. A partir de ese momento, Gaviño se convirtió en el eje de la fiesta en México. Se le concedió el título de director de lidias y maestro de toreros. El gaditano puso orden en las corridas, dictó enseñanzas y mantuvo la tradición española en los festejos de a pie. Lo único que Gaviño no impuso en los ruedos mexicanos fue la suerte del volapié, inclinándose más por la facilidad del que allí se estilaba y que llegó a conocerse equivocadamente como "estocada a la española", de tal forma que toreros españoles que intervinieron posteriormente en festejos en tierras mexicanas fueron fuertemente abucheados cuando mataban al volapié, por creerse el público que era una suerte mal ejecutada.


Cortesía de
http://www.puertorealloro.es/web/index.php?option=com_content&view=article&id=1465:puerto-real-conmemora-en-2012-el-bicentenario-de-bernardo-gavino&catid=47:sociedad&Itemid=118

Posteriormente, llegó Bernardo Gaviño a Puebla, donde vivió con su cuadrilla y daba temporadas de treinta o cuarenta corridas por año. Era tanta la afición que se empezó a construir la Plaza de El Paseo Nuevo. Mientras tanto, los festejos se dieron en el palenque de Los Gallos, en 1840. Esta plaza fue construida de piedra y madera con capacidad para ocho mil espectadores, fue inaugurada el 11 de abril de 1841 por el propio Gaviño, quien en este mismo escenario dio la alternativa a Ponciano Díaz, el 13 de abril de 1879, siendo la primera que se otorgó en nuestro país. La plaza de El Paseo Viejo de Puebla, México, ubicada en San Francisco, era de madera como las de ese tiempo, aunque duró únicamente tres años. Tuvo la particularidad de ser inaugurada el 28 de marzo de 1880 también por Bernardo Gaviño, con el toro "Garlopo" de Santín, que recibió nueve varas, mató seis caballos, y por haber sido tan bravo, lo disecaron de cuerpo entero. Infortunadamente fue cogido en la Plaza de Toros de Texcoco por un toro de nombre “Chicharrón”,   de la Ganadería de Ayala, el 31 de enero de 1886 a la edad record de 73 o 74 años de edad, siendo causas del trágico percance entre otras, la pérdida de facultades físicas por la edad,  y un instante de descuido o de mala percepción que puede tener el mejor de los toreros ante las reacciones imprevistas  de una bestia enfurecida.  Al dar un pase de pecho, fue cogido por la espalda, suspendido y engatillado, recibiendo una herida en la proximidad del ano, hacia la derecha, en la región anatómica llamada por los facultativos hueco isquio rectal. Murió a consecuencia de la infección de una herida en el recto,  a las 9:30 de la noche  del día 11 de febrero siguiente en su casa en Callejón de Tablajeros en México D.F. donde residía, no habiéndose dejado ver ni curar la herida en la desguarnecida enfermería de la Plaza de Toros de Texcoco, atendiéndose más tarde y durante días por propia mano, con admirable bizarría, en la intimidad de su hogar, lo cual resultó carente para contener la infección que le sobrevino. El afable Maestro se doctoró en Montevideo Uruguay de manos de Manuel Domínguez Campos “Desperdicios”, y hasta estos días se evoca su nombre con afecto agradecido en tierras mexicanas. (Fuente: Compilación de varias crónicas)


Cortesía de
http://www.puertorealweb.es/spip/spip.php?article261
Grabado que se publicó en el libro de Domingo Ibarra: Historia del toreo en México (…). México, Imprenta de J. Reyes Velasco. 1887. 128 p. Retrs. y grabs.

El célebre historiador, don  Juan José de Bonifaz Ybarra,  refiere de este personaje de la Fiesta,  que << desde su juventud actuó  en diversas repúblicas hispanoamericanas el gaditano, de Puerto Real, Bernardo Gaviño Rueda, quien no solo alternó con  espadas españoles de alternativa por aquellos pagos, sino que fue empresario taurino y maestro de jóvenes figuras mexicanas. En la localidad azteca de Texcoco interviene en un festejo celebrado el 31 de enero de 1886 – cuando el espada ya había cumplido los 73 años de edad -, siendo empitonado en la zona rectal por una res de la vacada de Ayala. Trasladado al Distrito Federal, en el que residía, acabó sus días el 11 de febrero del mismo año. La falta de las debidas facultades físicas fue la causa directa del lamentable suceso. "


Cortesía de
M. en H. José Francisco Coello Ugalde
Director del Centro de Estudios Taurinos de México, A.C. Junio de 2009

El 31 de enero de 2012, con motivo de la cornada mortal que recibió Bernardo Gaviño y Rueda, en la Plaza de Toros de Texcoco, estado de México, por el toro de nombre "Chicharrón", de la Ganadería de Ayala, publicó el Dr. José Francisco Coello Ugalde, una recopilación del suceso que copio a continuación:

PLAZA DE TOROS DE TEXCOCO, EDO. DE MÉXICO. 31 de enero. Toros de Ayala. Bernardo Gaviño, Francisco Gómez “Chiclanero” y José de la Luz Gavidia. El gaditano fue herido por el tercer toro CHICHARRÓN de nombre. El periódico EL SIGLO XIX reporta la noticia de la siguiente manera: El Capitán Bernardo Gaviño fue herido por el tercer toro y parece que de gravedad; igualmente lo fue un torero en el momento de clavar unas banderillas, quien probablemente perderá el brazo que le hizo pedazos el animal; y por último, una mujer cuyo nombre se desconoce, quien recibió una ligera cornada también en el momento de banderillar. El toro “Chicharrón” fue despachado “a la difuntería por el intrépido torero Carlos Sánchez”. Bernardo murió a las nueve y media de la noche del jueves 11 de febrero. (1) (1) Jorge Gaviño Ambríz: “Semblanza de un torero en el siglo XIX” (Trabajo Académico Recepcional en la Academia Mexicana de Geografía e Historia), (pp.353-375), p. 365-367.

LA VOZ DE MÉXICO, D.F., del 7 de febrero de 1886, p. 1 con algunas imprecisiones informaba que: Bernardo Gaviño, el célebre torero conocido en toda la república, fue gravemente herido por un toro en la corrida que el domingo último se dio en Texcoco. Algunos días después falleció. Hacía medio siglo que Gaviño ejercía el peligroso oficio de primer espada en nuestro país. Por su mano ha dado muerte en casi todas las plazas de las capitales de la república a cerca de cuatro mil toros, y aunque herido varias veces, nunca lo fue tan gravemente como ahora. Fue maestro de multitud de toreros mexicanos, pues cuando vino de España ya era buen banderillero. A muchos picadores y chulillos les ha salvado la vida en el largo periodo de años que ha sido capitán de cuadrilla. Multitud de hazañas tauromáquicas se cuentan de él. Recordaremos una, porque fue acompañada de circunstancias especiales. El suceso pasó en la época de la presidencia de D. Anastasio Bustamante.se trataba de una lucha entre un toro de Atenco y un tigre traído aquí por un francés. En la plaza de toros de San Pablo debía tener lugar tan terrible espectáculo, el cual aunque sin razón se caracterizó por una especie de rivalidad nacional. El patriotismo popular se puso acaloradamente del lado de nuestro toro; el dueño del tigre representaría probablemente el patriotismo bengalí, a nombre del tigre. La excitación en la capital era grande y la plaza de San Pablo se llenó totalmente de espectadores. En el centro del redondel se había levantado una gran jaula formada de fuertes maderos. Esta jaula comunicaba al toril por medio de un estrecho pasillo por el cual, a su debido tiempo, saldría el toro para encontrarse con su formidable enemigo, que ya esperaba dentro de la jaula. Salió por fin el toro y saltando se plantó ante el tigre. Este se encogió mostrando los blancos y afilados colmillos y preparándose a embestir al valiente toro de Atenco. Antes que el tigre hubiese saltado sobre su presa, le arremetió furiosamente la res y se trabó un combate a muerte entre las dos fieras. Separadas para tomar aliento, volvió el toro un instante después a arrojarse sobre el tigre, hasta que jadeantes y chorreando sangre, de nuevo se separaron los combatientes. Ambos estaban heridos, pero el tigre lo estaba mortalmente. En este momento el público prorrumpió en gritos y vivas y aplausos por el toro, pidiendo que fuese sacado de la jaula y no se prolongase más tiempo la lucha salvando la vida al bicho. La dificultad para sacarlo era casi invencible. Por su propia voluntad no quería salir y en vano se le llamaba por fuera de la jaula y por medio de capas para atraerlo a la salida. Bernardo Gaviño entonces se metió por el toril, atravesó resueltamente el pasillo penetró en la jaula y agitando su capa sin cuidarse del tigre, se atrajo la atención del toro, que se precipitó tras de él por el pasillo y entró al toril. El estupor del público al ver tan temeraria tentativa coronada de éxito, duró un instante, y se resolvió en seguida por una tempestad de vivas, y de aplausos, frenéticos por Gaviño. A poco más, lo saca en triunfo al público y lo pasea por las calles. También combatió Gaviño con bestias humanas. Una vez, hace muchos años, fue asaltado entre Durango y Chihuahua por algunos indios bárbaros, a los cuales hizo frente y se defendió, recibiendo varias heridas, hasta que los indios, creyéndole muerto, huyeron y lo dejaron maltrecho en el sitio, pero con vida. Matar toros en una plaza a los ochenta y dos años de edad (sic), seguramente solo le ha sido dado a Bernardo Gaviño, quien, con evidencia, era el decano de todos los toreros de España y las Américas. Murió en el peligro. Dios le haya perdonado.

El último domingo de enero de 1886, en la Plaza de Texcoco, el empresario Enrique Moreno presentó como primer espada a Bernardo Gaviño de 73 años. La gente de la ciudad de México acudió a esa diversión, a pesar de lo incómodo, inexacto y mal servicio de los trenes del ferrocarril, -narra el periódico El Siglo XIX- la plaza de toros de la histórica Texcoco estaba henchida de numerosa concurrencia. El empresario Sr. Lic. Enrique Moreno ofrecía presentar como primer espada a Bernardo Gaviño, ese viejo torero que hizo la delicia de nuestros abuelos. La función comenzó a las cuatro y media: el primer toro fue prieto, bien encornado y de regular alzada. Entró perfectamente a la capa, aguantó varios puyazos y fue bien banderillado. Bernardo tomó la espada y la muleta para darle muerte; pero el bicho no le quiso entrar y después de una estocada mal dada hubo necesidad de lazarlo para que el cachetero lo matara.
El segundo toro fue josco del mismo juego y condiciones que el anterior. Al tocarse banderillas se presentó una mujer, y empuñándose un par, se dirigió a la autoridad, varias voces gritaban que no se le permitiera banderillar y otras que sí. La intrépida mujer se dirigió al toro y después de citarlo varias veces pudo clavarle el par sufriendo un ligero agarrón en la pretina de las enaguas de donde al salir el asta del toro le causó un rozón en un brazo.
Este toro fue bien matado por Carlos (Sánchez); el segundo espada. Vino el tercero toro negro, ligero y bien encornado. Desde que salió del toril reveló su ley y viveza. Perseguía con feroz encarnizamiento al bulto y se disparaba furioso contra el encuentro de los caballos de los picadores y persistía en la garrocha hasta tocar los ijares, no dejando con vida a ninguno de los flacos resistentes que salieron a la plaza. Se tocó a banderillas y al ponerle el primer par persigue al banderillero, lo alcanza cerca del burladero, pega la embestida y le quiebra un brazo que le agarra contra la pared de la plaza donde el cuerno deja una profunda huella. La compañía continúa banderillando al bicho con gran temor. Bernardo decía satisfecho: este toro sí es de los buenos. Toma la espada y la muleta, lo cita muy cerca de la valla y el toro le da una cogida causándole una herida profunda y peligrosa.
Se mandó lazar a la fiera pero el público insistió en que la matara Carlos, hubo que ceder, tomó la espada y le dio muerte con una estocada en que le dejó puesta el arma. Gaviño “todavía caminó por su propio pie hasta el cuartucho de adobe improvisado para enfermería, dejando un reguero de sangre pálida. La herida cerca del ano era profunda, incurable… sobre el camastro el pobre Gaviño respiraba dificultosamente después de la curación bárbara, en un cuarto mal oliente, un montón de heno en el rincón, unos frascos y unas vendas… sobre la silla de tule, los treinta pesos que cobró por actuar en esa tarde gris y polvorienta”. Qué contraste, cuando en una función extraordinaria, ofrecida por el Presidente de la República General Santa Anna al Príncipe Nassau, entró en la arena de la Plaza una elegante carretela abierta, tirada por frisones, y en cuyos asientos posteriores iban dos preciosas niñas vestidas de azul y blanco. La carretela, a todo correr de los caballos, dio una vuelta por el circo y se detuvo cerca del lugar en que se hallaba el primer espada Bernardo Gaviño. Las niñas descendieron del carruaje y se acercaron a éste para ofrecerle una hermosa corona cuajada de monedas de oro, en los momentos en que los atronadores aplausos y los vivas de la multitud espectadora se mezclaban con los alegres acordes de la música. Bernardo subió al carruaje con las niñas e hizo su paseo triunfal en aquella plaza, durante la cual no cesó el palmoteo y el entusiasmo del público. Día de un triunfo espléndido para aquel que millares de veces expuso su vida luchando con el toro”. Pero ahora ello parecía un sueño, o una pesadilla, pues todo había terminado. Después de varios días de agonía trajeron a Gaviño de Texcoco a México. El periódico “El Siglo XIX” del día 8 de febrero publica el estado de gravedad y las condiciones miserables en que se encontraba: “El decano de los toreros en México, el octogenario Bernardo Gaviño, sabido es que no ha muerto, pero sí se halla grave y casi al borde de la tumba. Algunos amigos que hemos estado en su casa a informarnos de su salud, nos conmovimos profundamente por la miseria horrorosa en que se encuentra. La pieza en que está es baja, oscura, húmeda, casi es un sótano El Dr. Vicente Morales lo asiste con ese empeño y solicitud que todos le conocemos y más los exagera, tratándose de heridos en lides tauromáquicas. Dados los sentimientos humanitarios que ha mostrado el buen viejo con propios y con extraños en iguales circunstancias las que hoy lo agobian, así como el deseo de algunos de sus buenos amigos para favorecerle, ahora que carece de los indispensables elementos para su curación, no hemos vacilado en promover una suscripción que pudiera acaso servirle de mucho en estos momentos. “Es un deber de humanidad el que invocamos, así de sus paisanos los españoles, como de sus amigos del país. Los donativos se reciben en la peluquería de la calle de los Rebeldes, junto al baño”.
El día 11 de febrero a las 9:30 de la noche en el Callejón de Tarasquillo número 5 1/2 bajos, falleció de gangrena del recto el célebre torero Bernardo Gaviño a los 73 años de edad, durante su carrera dio muerte a 2950 bichos. Fue inhumado en el Panteón Civil, en una fosa de tercera clase, ocupando la Nº 1763, línea 23, sepulcro 2. Al cumplirse un mes del fallecimiento del ilustre torero, el Sr. Ponciano Díaz, su banderillero de confianza, su discípulo más querido le organiza una corrida de toros en la plaza El Huisachal, en beneficio de la familia del finado señor Gaviño, que se encontraba sin recursos de ninguna clase, la corrida se celebró el día 25 de abril presentándose la cuadrilla de Ponciano Díaz y la ganadería de las mejores razas. El recuerdo del matador estaba latente, “al sur de la capital, por el rumbo de los canales de Jamaica se levantó con tablones y estacas una placita que llevaba el nombre de “Bernardo Gaviño”. En el Canal de la Viga, muy cerca a aquel sitio, se encontraba la Quinta Corona, en donde su propietario tenía una especie de museo en el cual se exhibían multitud de curiosidades especialmente taurómacas y entre ellas la que llamaba mucho la atención de la concurrencia, era el traje azul y negro que llevaba el afamado torero hispano Bernardo Gaviño, al ser embestido por el toro en la plaza de Texcoco.

Por su parte, Julio Bonilla “Recortes” anotó al respecto del percance lo siguiente: “En tercer lugar salió un toro negro zaino, meleno, bien encornado y de pocas libras perteneciente a la ganadería de Ayala. El toro resultó bravo, tomó ocho puyazos, mató dos caballos, pasando a banderillas con mucho poder y ligereza de patas. El viejo Gaviño estaba contentísimo y hacía elogios de la nerviosidad del burel. “Tocaron a matar, y el diestro de Puerto Real, que vestía terno negro, con adornos de seda negra, armó la muleta y se dispuso a estoquear a aquel toro (…), se fue hacia la res, presentando la muleta, que el toro tomó bien, pero al tomar el pase se revolvió, y como el caduco torero no tenía ya el vigor necesario para afirmarse en las piernas, fue cogido por la espalda, suspendido y engatillado (…) en la región anatómicamente llamada por los facultativos hueco isquio rectal”.

Además:
El arte de la lidia, año II, Nº 9, del 28 de febrero de 1886. PARTE FACULTATIVO de las heridas que recibió Bernardo Gaviño en Texcoco, la tarde del Domingo 31 de enero de 1886 por un toro de la ganadería de Ayala, que ocasionaron su muerte: Bernardo Gaviño tiene una herida de bordes irregulares contusos, de cuatro centímetros de extensión situada en la margen derecha del ano hasta la parte posterior, que interesa en algunos puntos la piel y el tejido celular y en otras la mucosa y dicho tejido. En la parte posterior de la herida penetra en la fosa isquio-rectal a una altura de10 centímetros, perforando el recto en una obertura superior de y centímetro y ½ de diámetro. Tiene en la parte anterior e izquierda de la margen del ano otra herida de bordes irregulares de 2 centímetros ½ de extensión que interesa la piel y la mucosa hasta el tejido celular. Al nivel de los trocánteres, sobre todo en el izquierdo, grandes equímosis como de 20 centímetros de diámetro. La primera curación se la hizo en Texcoco el Dr. Osorio, y el día 1º de Febrero y 1, los Doctores Osorio, Icaza y Casasola. El día 2 al medio día tuvo un calosfrío intenso, principios de la infección que causó su muerte; desde ese momento calentura y síntomas graves, sed inextinguible, y delirio constante con asuntos de toros y en momentos de lidia; hipo casi desde ese día y parálisis de la vejiga; fetidez notable del pus de la herida que era sanguinolento y abundante. En el momento de la herida hemorragia abundante que le produjo varias lipotimias. Su muerte ocurrió a las 9.30 de la noche del día 11 de febrero estando tranquilo, muy frío y con la respiración muy frecuente y estertorosa. Se le curaba dos veces al día, con curación antiséptica y muy cuidadosa.

Fuente:
https://ahtm.wordpress.com/2012/01/31/efemerides-taurinas-decimononicas-12/

ELOY MORENO FERNÁNDEZ (1860 - 1886)

Solo para efectos ilustrativos

“Banderillas en el campo”  (1793)

Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)

Colección Particular

Banderillero extremeño, nacido el 12 de febrero de 1860 en Zafra (Badajoz), falleció el 9 de septiembre de 1886, a los 26 años de edad, víctima de una cornada. Vecino de Sevilla desde que era un muchacho, acudió a capeas y herraderos con otros de su edad y de la misma afición taurina. Sin tener puesto fijo en ninguna cuadrilla, trabajaba como tal en la temporada de 1880, en novilladas y con los matadores que le solicitaban, haciendo una mediana labor. El 9 de septiembre de 1886 se celebró una corrida de novillos en la población de Alburquerque (Badajoz) el toro llamado “Ligero, de la ganadería de don Filiberto Mira, hirió de muerte a Eloy al clavar un par de banderillas. A las seis de la tarde falleció en el hospital, a donde había sido trasladado desde la plaza.

 

Don Juan José Zaldivar Ortega, el cronista, refiere de la suerte de este lidiador que <<Eloy Moreno Fernández, banderillero, nacido el 12 de febrero de 1860 en Zafra (Badajoz), falleció en 1886, cuando contaba 26 años de edad. El 9 de septiembre de 1886 se celebró una novillada en la Plaza de Toros de Alburquerque (Badajoz), en la que el novillo, de nombre Ligero, de don Filiberto Mira, hirió de muerte a Eloy al clavarle un par de banderillas, produciéndole una cornada mortal. A las seis de la tarde fallecía en el hospital, a donde fue trasladado. Fue vecino de Sevilla cuando desde que era muchacho, y allí acudía a las capeas con tros jóvenes de su edad y aficiones. Sin tener puesto fijo en ninguna cuadrilla, trabajaba en las novilladas y con los matadores que lo solicitaban, haciendo una labor de las que el público no advertía nunca. "

 

Don Juan José de Bonifaz Ybarra, el ilustre historiador, refiere de su suerte que << el novillo “Ligero” de la vacada de Filiberto Mira, infirió mortal herida al modesto Eloy Moreno Fernández, el 8 de septiembre de 1886, en Alburquerque (Badajoz). El fatal desenlace tuvo lugar en la tarde del día siguiente. "

ATANASIO ALONSO MORENO "EL RATA" (1861 - 1886)

Solo para efectos ilustrativos
Obra del famoso pintor taurino Carlos Ruano Llopis

1878-1950

Novillero y banderillero, nacido en Madrid el 17 de noviembre de 1861. Del año 1880 a 1886, breve etapa de su vida torera, trabajó como banderillero y matador de novillos en festejos sin importancia, llegando a actuar en la Plaza de Madrid. El 9 de septiembre de 1886 se celebró una corrida en San Martín de Valdeiglesias (Madrid), y al salir de colocar un par cuarteando fue enganchado, probablemente por el bajo vientre y falleció al día siguiente a los veinticinco años de edad. Fuente: Zaldívar Ortega Juan José

El erudito taurino, don Juan José de Bonifaz poco agrega a la historia conocida de su  trágica suerte, al referir que " en tal fecha, 9 de septiembre de 1886, se produce la cogida de Atanasio Alonso Moreno (el Rata) en San Martín de Vadeiglesias (Madrid). El deceso de este torero, que había sido novillero en cosos pueblerinos, se registro un día más tarde (10 de septiembre de 1886). "

En el portal en Internet del sitio taurino "mediaveronica.com", apartado efemérides, citan que el 17 de noviembre de 1861, un novillo de Mazpule mata en San Martín de Veldeiglesias, a la salida de un par de banderillas, a Atanasio Alonso "El Rata".

JOSÉ INÉS GONZÁLEZ "PATÓN " (XXXX - 1886)

Fortín Solano en Puerto Cabello Venezuela

Cortesía de Flickr.com

Refiere el maestro, don Juan José de Bonifaz Ybarra, en su obra “Víctimas de la Fiesta” <<que en día no determinado de fines de este siglo XIX el espada venezolano José Inés González (Patón) dejaría de existir en el coso de Puerto Cabello (Estado Carabobo, al norte de Venezuela), al ser corneado en el vientre. "

 

Abundando sobre la vida del lidiador, el destacado cronista venezolano, don Nilson Guerra Zambrano, nos informa  que su muerte acaeció a finales de 1886, y que se trataba de un novillero, es decir, sin alternativa.

EVARISTO PERALTA (XXXX - 1886)

Cuartel de San Gil

En este cuartel, el 22 de junio de 1866 los sargentos del cuartel iniciaron un levantamiento contra la monarquía de Isabel II conocido como la “sargentada”, el cual, fue un preludio de la Revolución de 1868. Demolido a comienzos del siglo XX, su lugar lo ocupa actualmente la Plaza de España.

Cortesía del Sitio Web: http://.madridhistorico.com

Cuando se acometió en Vizcaya el frustrado pronunciamiento del 19 de septiembre de 1886, don Evaristo Peralta, torero por afición, nacido en Sevilla, era a la sazón teniente del regimiento de Albuela, y encontrándose de guardia en el cuartel de San Gil fue una de las víctimas de las clases y tropas sublevadas, que le asesinaron como a sus demás compañeros de oficialidad. A su entierro acudió el Gobierno en pleno, presidido por Sagasta, y las Cortes votaron una ley concediéndole el grado de capitán y una pensión para su viuda e hijos. Comenzó en el Ejército, abandonando la carrera para dedicarse al toreo, hacia el año 1880. Capitaneó por pueblos y plazas de poca importancia una cuadrilla en la que hacía sus primeras armas el después célebre banderillero Antonio Pérez (el Ostión), siendo la provincia de Vizcaya el principal campo de sus andanzas taurinas, pero reingresó en el Ejército a instancias de sus antiguos jefes, que le tenían gran estima, dejando atrás su profesión de torero que ejerció con verdadera afición y valor. (Fuente: Anuario Taurino/ http://.fiestabrava.es)

ROBERT LOUIS "LE SABRE" (XXXX - 1886)

Solo para efectos ilustrativos
Una estrella de nuestros tiempos en deporte tan arraigado en el sureste de Francia es el afamado
“Raseteur”  Sabri Allouani
http://www.ffcc.info/article179.html

La página de Internet de la FFCC (Fédération Française de la Course Camarguaise) consigna en sus archivos de decesos de "raseteurs" víctimas de cornadas de toros, que en 1886 el valiente "raseteur" Robert Louis, de la comuna francesa de Saint-Gilles, conocido como "Le Sabre" (La espada) fue muerto por el toro "Méfiez-vous" (Cuidado), de la ganadería de Papinaud.
Fuente:
http://www.ffcc.info/article743.html

El medio informativo en la Internet: "EXPATICA.COM", publicó el 7 de septiembre de 2006 una descriptiva editorial titulada "Corridas de Toros, no solo para los españoles", donde abordan el tema de las añosas Corridas de Toros de Camargue, deporte practicado sin matar al toro en el sur de Francia, en el que los participantes intentan captar los atributos adjuntos a los cuernos de un toro. Este juego es un deporte muy popular en el Gard, Herault, una gran parte de los Bouches-du-Rhone, y en algunas comunas de la Vaucluse, donde cada año tres torneos captan la atención de los aficionados: El prestigioso "Medallón de Oro de Arles", "La Palma de Oro Beaucaire" y "Los ases del trofeo final" que se celebraran alternativamente en Nimes y Arles. El juego, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, se catalogó oficialmente como deporte en 1975, año en que las normas se estandarizan, se entregan a los jugadores premios, y se les otorga el beneficio de contar con seguro médico y de vida, de manera que se ha convertido en un importante evento en cuatro departamentos que comprenden tales destinos turísticos bien conocidos como son Arles, Nimes, Avignon, Montpellier y Marsella. En la tauromaquia Camarguesa, un equipo de hombres vestidos de blanco, conocido como "raseteurs", corren por la arena tratando, con la ayuda de un pequeño gancho, para arrebatar borlas y cordones de cinta alrededor de los cuernos de su adversario.

Este festejo se realiza en recintos cerrados y en la mayoría de los casos fijos, como las plazas de toros españolas pero que en esta región reciben el nombre de Arenes (arenas). El ruedo cuenta con una forma de elipse y la barrera es baja para facilitar el salto de los razeteurs, en los muros de las gradas barras y peanas ayudan a librarse de las embestidas y posibles saltos del animal. El festejo comienza con el desfile de una banda de música, le siguen un grupo de mujeres ataviadas con el traje típico arlesín y a continuación los representante de cada manade (ganadería) montados a caballo, juntos forma un pasillo por el que atraviesan los razeteurs atraviesan al son de la música de "Carmen" para saludar a los miembros de la presidencia, a este desfile-presentación de le denomina Capelado. Llegados a este punto conviene destacar que existen varias categorías y tipos de corridas: As Elite 1 (algo así como la primera división), Avenir, Etalons, Protection. En estas categorías los animales participantes son toros capones pero también hay otras course en las que toman parte vacas y toros aun sin castrar. Lo mas normal es que cada toro participante, siete en toda la tarde, sea de una ganadería diferente y los toros tienen una preferencia por encima de los razeteurs en la elaboración de los carteles, son animales que gozan de mayor fama que las vacas de nuestra zona y arrastran tras de si años de experiencia en diferentes ruedos. En todos los casos el orden que se sigue en una corrida camarguesa es el mismo: Al primer toque de trompeta se abre la puerta del toril y sale el toro al ruedo. Durante un minuto el animal tiene la oportunidad de desplazarse a sus anchas para reconocer la plaza. Cuando suena el segundo toque, los "razeteurs" comienzan a realizar los razets (recortes) que tienen por objetivo quitarle los atributos sujetos en los cuernos del toro, con la ayuda de un crochet (gancho).
El orden para quitar los atributos es inamovible:
Coupe de la cocarde (corte de la divisa o escarapela) : hay que cortar el pequeño trozo de tela rojo sujeto por una hilo y situado en medio de la testuz.
Cocarde (divisa o escarapela): la cinta roja.
Glands (borlas): pequeños pompones de lana blanca sujetos por una goma, cada una en un cuerno.
Frontal: cordel que une los cuernos entre ellos en la parte de la nuca.
Ficelles: son una serie de hilos que rodean los cuernos del toro en su cepa.

El presidente de la corrida va dando los premios a medida que se desarrolla la corrida. Estos son donados tanto por simpatizantes del club taurino organizador como por cualquier otra persona que lo desee. La cuantía de los premios aumenta dependiendo de la categoría e importancia del festejo y también por la dificultad que presenta el toro. En la lidia del animal, que se alarga en un cuarto de hora, los razeteurs cuenta con la ayuda de los torneurs, hombres que colocan al toro en la mejor situación. Al finalizar se realiza un recuento de los atributos quitados y permiten a los razeteurs contabilizar el dinero y los puntos obtenidos. Con esos puntos se realiza una clasificación ya que al igual que los toreros y novilleros, también existe un escalafón de razeteurs. Detrás de una course camarguaise hay mucho trabajo y bien organizado gracias a la Federación Francesa de la Course Camarguaise www.ffcc.info , en su web pueden comprobar con meses de antelación el calendario de festejos con los toros participantes, razeteurs, precio de las entradas e incluso quien será el presidente del festejo. Todo un ejemplo de eficacia.
Fuente:
Víctor Manuel Giménez Remón
http://www.festejospopulares.net/reportajes/2007/la_camarga/camarga.htm