Los toros dan y quitan

AGUSTÍN PERERA PÉREZ (1836 - 1870)

Cortesía de don José Antonio Román Romero
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Matador de toros nacido en Sevilla el 16 de agosto de 1836, tomó la alternativa el 24 de octubre de 1869 en Madrid de manos de “Frascuelo” siendo testigo Jacinto Machío con toros de la ganadería de Aleas de Traviel de Andrade.  Fue cogido por "Girón", un toro de la dehesa de  D. Fernando Gutiérrez, en la Plaza de Palencia (para otros, Benavente) el 5 de junio de 1870, murió el día 10 siguiente en el hospital de Palencia.

 

Refieren las crónicas que el 5 de junio de1870 se celebró una corrida en Palencia con seis toros de don Fernando Gutiérrez, de Benavente (Zamora), para Gregorio López Calderón y Agustín Perera. Toros abantos y peligrosos, caracteres propios de la casta castellana antigua. Un testigo presencial lo narró del modo siguiente: "Salió en primer lugar “Peregrino”, negro mulato, que fue picado por Jordán y Torrijos; el primero recibió un fuerte golpe contra la barrera y fue conducido a la enfermería. Banderilleado “Peregrino”  por “Noteveas” y “Vinagre”, le mató con miedo, y, lógicamente mal, Gregorio López.

 

El torilero dio suelta al segundo, llamado “Girón”, negro listón cariavacado, corto y apretado de cuerna. Salió también abanto, y en un momento dejó cinco caballos fuera de combate, pues no daba lugar a Torrijos y Borgue para entrar por derecho poniéndole en suerte. Aunque el toro sólo había recibido dos puyazos en regla, mandó el Presidente poner banderillas, lo que costó no pocos trabajos cumplimentar a “Vinagre” y Ricardo Moreno, que tuvieron que recurrir a la media vuelta, siendo el segundo perseguido por el bicho, que saltó tras él la barrera y le dio un fuerte pisotón en el pie derecho, por lo que no pudo continuar toreando.

 

Agustín Perera, que antes de la lidia había señalado que los toros no tendrían condiciones para la lidia, se dirigió a la res con serenidad pasmosa, pasándola dos veces por alto, para entrar de largo al volapié y dejar media estocada algo atravesada -se dice cuando se da una estocada atravesada: "Eso de atravesar es una cosa muy fea, porque depende de arrancarse de lejos y echarse fuera al herir..." Mariano de Cavia (Sobaquillo). De pitón a pitón-.  Tres pases más, y, al liar la muleta, se le arrancó el toro, por lo que Perera arrojó la muleta y el estoque tomando el olivo. Los pocos de la cuadrilla que estaban aun útiles se encontraban a respetable distancia, por lo cual no tenía el matador quien le ayudase en esos momentos de apuros, y fue necesario que un agente de la autoridad saltase al ruedo para hacer cumplir con su obligación a tan amedrentada gente; no lo consiguió, y Perera, deseando terminar pronto, se fue al toro, que estaba sesgado a las tablas.

 

En aquel momento los de uno de los tendidos comenzaron a gritar increpando a la cuadrilla; el matador quedó un instante mirando a la presidencia; entonces dio “Girón” una arrancada - es la acción de arrancar: "... es de mucho peligro la arrancada que da la fiera cuando la obliga... a dejar el sitio en que está aquerenciada." Manuel Serrano García-Vao (Dulzuras). Catecismo taurino- , y arrollando a Perera lo dejó sentado en el estribo de la barrera; un capote oportuno hubiera evitado la catástrofe; pero no le hubo, y ésta se consumó, metiendo el toro de nuevo la cabeza y volteando al infeliz espada, que se levantó sin notar la herida; unos paisanos que había entre barreras vieron que tenía sangre en el pecho. Le condujeron a la enfermería, donde fue reconocido, resultando con una cornada de unos nueve centímetros de extensión, por cinco de profundidad, encima de la tetilla derecha, la que no calificaron de gravedad, siendo trasladado al hospital... En tanto, Gregorio López Calderón conferenció con la presidencia, negándose a matar a “Girón” en vista de que los peones estaban aterrados y no querían salir a la plaza, por lo cual se mandó matar el bicho a tiros por la Guardia Civil, y los pocos toreros que quedaban útiles fuesen conducidos a la cárcel. Perera estaba  perfectamente asistido, y cuando ya se le pensaba fuera de peligro, se presentó una complicación y murió a las cuatro de la madrugada del día 10 de junio de 1870" (Otros cronistas refieren que su muerte fue el 12 de junio). Este fue el sangriento final del mediano espada sevillano, cuyos principales datos se tomaron de un artículo de Bruno del Amo (Recortes).

 

Por su parte el Maestro Juan José de Bonifaz Ybarra refiere en su libro “Víctimas de la Fiesta”, que << muchos problemas se presentaron en la lidia de “Girón”, de la divisa de Fernando Gutiérrez, salido en segundo lugar en el festejo que hubo el día 5 de junio de 1870 en el coliseo de Palencia. Le había correspondido al espada Agustín Perera Pérez, que resultaría cogido durante su labor muleteril y corneado en la región pectoral derecha de tal consideración que fallecería el siguiente día 10. Es de señalar que el toro homicida fue muerto a tiros por la Guardia Civil al negarse a hacerlo a estoque Gregorio López, por lo que fue detenido. "

JOSÉ SALINAS "EL CATIRE " (1840 - 1870)

Foto de la Iglesia del Rosario en Puerto Cabello, Carabobo, Venezuela,  cortesía del Blog de PPMT Puerto Cabello en Red

Novillero venezolano, que murió  en Puerto Cabello, al norte  de  Venezuela, en el  Estado Carabobo, cuya capital  es Valencia. Toreó varias temporadas con ganado criollo. Se le ubica entre 1840 y 1870.

Al respecto dice López:

<< La muerte  de “El Catire”, en la Plaza  Leyes Patrias de Puerto Cabello, fue todo un acontecimiento, porque ocurrió durante la lidia  de un toro, hecho que creció en la difusión boca a boca, hasta convertir  al “Catire  Salinas” en la leyenda  de valiente sacrificado en aras de la nobleza del toreo nacional.>>

 

Fuente: Información proporcionada por el notable historiador venezolano Nilson Guerra Zambrano y tomada del libro: "El toreo en Venezuela",  de Víctor José López  "El Vito", Editorial Aequitas C.A., Caracas, diciembre de  2007, 174 páginas.

Don Juan José de Bonifaz Ybarra, el ilustre historiador español,  deja constancia de su existencia en su libro “Víctimas de la Fiesta” al referir que << en fecha indeterminada de mediados de este siglo resultó mortalmente herido en la plaza de Puerto Cabello (Venezuela) el novillero de tal nacionalidad  José Salinas (el Catire). >>

El historiador Manuel Landaeta Rosales, cuenta que la Caracas de mediados del siglo XIX tuvo varias plazas de toros y fueron muchos los toreros nativos que con sus actuaciones, triunfos y fracasos, sostuvieron la afición por el espectáculo taurino de los caraqueños. Fueron las plazas de La Glorieta y La Candelaria los escenarios donde los nativos Fabiano Martínez, José Flores, Enrique Flores, Prudencio Pino, José Vera (El Ronquito) y José Salinas (El Catire), cubrieron las temporadas desde 1840 a 1870
Fuente:
Don Víctor José López (El Vito) http://www.las-ventas.com/r_taurodelta/11/ocho_naciones.pdf
Como cultura general, en Venezuela se le nombra "Catire" a aquella persona de piel blanca y cabello de color castaño claro a rubio, típico de las personas oriundas del norte de Europa.