Casco de la Hacienda de Atenco en Santiago Tianguistenco, Edo de México.
Cortesía de
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Desde que se inicia la conquista de México, en los mismos tiempos de Hernán Cortés, los españoles llevan a la tierra azteca, entre sus usos y costumbres, las de las fiestas de toros. Don Juan Gutiérrez Altamirano (primo del conquistador) y Vasco de Quiroga deben considerarse como los primeros ganaderos del flamante país que se incorpora a la corona de España. El primero, en 1552, importó un par de docenas de toros y vacas bravas de Navarra, que, por su cruza, dieron origen a las primeras ganaderías, entre ellas la de Atenco- que aún pervive-, fundada por el propio Altamirano. La sangre de ese ganado navarro ligó bien, tanto que en 1554 << el virrey Velasco fue a practicar una visita de ojos a la región, a petición de los indios, pues estos se quejaban de que recibían grandes daños en sus tierras y sementeras y no osaban salir de sus casas, porque los toros de Altamirano los corrían y mataban.>>
Fuente:
Crónica del historiador  Ángel Villatoro/ “Antología Taurina Mexicana” (página 281)