Los toros dan y quitan

FRANCISCO JOSÉ GONZÁLEZ MENDIETA " CHICO GATO " (1962 - 2004)

FRANCISCO JOSÉ GONZÁLEZ MENDIETA " CHICO GATO "

Don Matilde González García y su hijo Marvin sostienen fundadamente  que hubo mano criminal y falta de auxilio médico en la muerte de “Chico Gato”, lo cual resulta evidente, pues le dejaron abandonado a su suerte.

Francisco José González Mendieta, de 42 años, apodado el “Chico Gato” en la zona costera de Carazo, Nicaragua (de donde era originario), resultó fuertemente golpeado el 6 de junio de 2004 en la comunidad de “La Trinidad”, cuando participaba de las fiestas patronales de ese lugar y decidió montar a un  toro de nombre “El Casitas”.  Francisco,  murió a las 5 de la mañana del 7 de junio de 2004, después que pidió un poco de agua al celador de la barrera, tras haber pasado la noche tirado en el suelo y con severos daños en el pecho, causados por las patas del animal.  La tarde del 6 de junio, “Chico Gato” se metió al redondel para montar el toro más bravo, pero al instante el animal lo lanzó al suelo y lo pisó. Hay testigos que señalan que la persona que se encargaba de soltar el falso del animal, lo hizo antes de tiempo,  y fue por eso que cayó al suelo desde el inicio y el toro se le paró en el pecho. También hay informadores que refieren que sólo lo apartaron del lugar para esconderlo debajo de la tarima, cual si fuere un perro, y  que el fajón que llevaba el toro,  para que se agarrara el jinete,  lo tenía flojo, lo que demuestra la intención de perjudicarlo. Esto sucedió al parecer, porque le tenían envidia al fallecido porque éste era muy adiestrado en el oficio de montar toros. Los deudos refieren entristecidos, que éste pudo salvarse si el dueño de la barrera (de nombre, Vicente Mercado), lo hubiera llevado al hospital en vez de abandonarlo a su suerte. “Chico Gato” había trabajado con Mercado en la Fiesta de La Cruz del inmediato 2 de mayo,  y lo conocía muy bien, pero esa tarde tampoco él como dueño del negocio, ni el celador de vigilancia se inquietaron por el herido,  y más bien cerraron la barrera cuando terminó todo y dejaron al “Chico Gato” tirado en el suelo como si nada pasara. Por su parte,  el despistado o “aceitado” capitán Edgardo Coronado, jefe de auxilio judicial de la Policía de Carazo, confirmó que la muerte de González fue por asfixia de bronco-aspiración, según el examen forense. Agregó que éste no indica que había fracturas en el tórax del fallecido, por lo que se descartó que haya sido golpeado por el toro (cosa que desmiente medio mundo que estuvo presente en la tragedia, pues el poderoso bicho lo lanzó y lo pisó en el pecho).  Coronado dijo que la investigación del caso no demostró mano criminal en el deceso de González,  y aunque se diga que pudo haber mala intención de alguna persona es algo que no se puede comprobar. El examen forense indica que falleció ahogado en su propia saliva ya que se pudo comprobar que tanto él como sus familiares que lo acompañaban andaban en estado de ebriedad. En fin, alegatos que “vivos” que no resucitan al fallecido, pero que nos muestran la pésima atención que les merecen los lidiadores heridos.  (Con información y foto del Diario La Prensa de Nicaragua del miércoles 23 de junio de 2004)