Los toros dan y quitan

JUAN LUIS RIVAS (1959 - 2009)

JUAN LUIS RIVAS

El picador Juan Luis Rivas, hijo de don Amador,  el mayoral del Marqués de Albarda, toreó a las órdenes del matador  Eduardo Gallo el domingo 21 de junio de 2009 en la Monumental de Las Ventas de Madrid, para ser hallado muerto el 22 de junio por la mañana en un camino de su finca de Aldehuela de Bóveda (Salamanca), presentando según algunos testigos  que le vieron, una herida por arma de fuego. Rivas, con cuatro temporadas actuando en la cuadrilla de Eduardo Gallo, puso fin a su vida al día siguiente de hacer el paseíllo en Madrid, que a la postre sería el último de su vida. Las razones de su muerte anticipada se desconocen, salvo por haber mostrado a últimas fechas a ciertas amistades muy cercanas al picador , un cambio ciertamente depresivo en su estado de ánimo, y que seguramente no fue atendido con el debido cuidado para evitar la tragedia, misma que pudo tener origen en viejas contusiones cerebrales soslayadas en el transcurso de su peligrosa profesión, llena de golpes y de aparatosas caídas cerca de tablas, que causan al tiempo y silenciosamente, dañosas crisis depresivas, lo mismo que males cerebrales  impredecibles que aparecen con la edad, y   a menudo, aún sin ser añosos.

 

El primer espada salmantino Eduardo Gallo se enteró de la noticia en el aeropuerto de Barajas cuando justo se disponía a viajar al Perú para cumplir sus siguientes compromisos de su temporada 2009, y no daba crédito a lo sucedido: "No me lo puedo creer. El domingo pasamos un día normal, incluso bromeando, con los nervios lógicos de la cita... No sé lo que puede haber pasado. Era un profesional como la copa de un pino y, más que mi picador, era mi amigo. Lo siento muchísimo y me gustaría estar al lado de su familia en estos momentos tan duros. Estoy conmocionado, me parece como si fuese un mal sueño".Rivas rondaba apenas los cincuenta años. Su hijo Ángel Luis Rivas es un joven y  prometedor  picador, que en 2009 trabaja a las órdenes del novillero Román Pérez.

Refieren otras necrologías (como la de la página WEB “Arte-Toreo”) que: << Aunque últimamente se encontraba un tanto deprimido, nada hacía sospechar tan lamentable desenlace. " Los restos mortales del picador, fueron velados en el tanatorio de “La Dolorosa”, en Salamanca, para recibir cristiana sepultura después de celebrada una misa fúnebre, en el cementerio de la población de Aldehuela de la Bóveda, lugar donde residía. Matadores de toros como Javier Valverde, David Mora, Domingo López Chávez, Alberto Revesado,  novilleros como Juan del Álamo, ganaderos como don Juan Ignacio Pérez Tabernero, don Guillermo Marín, don Nicolás Fraile, y banderilleros como Federico Navalón “El Jaro”, Javier Gómez Pascual, además de toda la cuadrilla de Eduardo Gallo al completo, filas en las que militaba, y todos los picadores, como Paco Tapia, Victoriano García “El Legionario”, o Víctor Sandoval, entre otros, y un largo etcétera han acompañado a sus familiares para rendir el último homenaje a don Juan Luis Rivas,  en un emotivo sepelio donde se ha respirado el ambiente de conmoción natural, por la inesperada manera de tomar la delantera.

Juan Luis Rivas comenzó a curtirse, con “El Viti”. Justo a finales de 1979, cuando el laureado espada de Vitigudino colgó el traje de luces y para matar el gusanillo era invitado a tomar parte en algún festival, siempre llamaba al hijo de Amador, el de Mozarvitos, que quería ser picador, y ya apuntaba muy buenas hechuras  de su futura  grandeza en el ruedo. Después, llegó su paso al campo  profesional y llegaron muchos toreros, como: Robles, Roberto Domínguez (con quien vivió la brillante etapa de su reaparición de 1987-1992), Uceda Leal, Javier Castaño, y finalmente Eduardo Gallo con quienes dejó el buen aroma de la pureza de su toreo campero, y del preciso castigo a aplicar, en el difícil arte de alancear un toro. En tantos años de actividad, toda España, Francia y América le aplaudió,  y la mejor prueba de ello son los muchos trofeos que se conservan en las estanterías de su finca, como testimonio de su éxito profesional.