Los toros dan y quitan

PASCUAL ARÉVALO IBÁÑEZ (1955 - 2009)

PASCUAL ARÉVALO IBÁÑEZ

Fotografía del pueblo de Morés, Zaragoza (Cortesía del Web Site: Entre Pueblos)

El 31 de mayo de 2009, en los encierros de Morés (Zaragoza), Comarca de Calatayud,  murió don Pascual Arévalo Ibáñez al caer desde lo alto de un endeble vallado instalado en el recorrido del encierro. El fallecido, de 54 años y vecino de Sabiñán, perdió el equilibrio cuando se encontraba encaramado en las protecciones del recorrido, y se golpeó contra el suelo y sufrió un traumatismo craneal. A decir de los testigos, una de las vaquillas embistió contra las protecciones sobre las que don Pascual se encontraba encaramado y como consecuencia, cayó de espaldas al suelo y se golpeó con la cabeza contra la acera de la calle de Monares. El encierro había comenzado a las 11.30 AM como parte del programa de fiestas que se celebraban en la localidad desde el 22 de mayo de 2009 en honor a San Félix y que precisamente el día de la tragedia llegaban a su fin. Cerca de  las 13.30 PM ocurría el desdichado suceso que dejaba a don Pascual  malherido con un fuerte traumatismo cráneo-encefálico. Tras ser atendido, los servicios sanitarios le trasladaron hasta el Hospital Ernest Lluch de Calatayud, donde fue ingresado en estado crítico, sin embargo y pese a los esfuerzos médicos, no pudieron evitar que en torno a las 16.00 PM falleciera. Mediada la tarde, el cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Aragón, en Zaragoza. Mientras tanto, el nerviosismo se apoderó del pueblo y en particular de la Corporación Municipal, que preocupada por la ineficaz supervisión de los temblorosos vallados que habían sido instalados, se reunió en el Ayuntamiento, donde decidieron suspender los actos festivos que restaban por celebrar. La víctima tenía mujer y dos hijos, que en el momento del accidente se encontraban fuera de la comunidad. Al ser informados del hecho se trasladaron hasta Calatayud, aunque en principio solo se les confirmó que don Pascual había resultado herido. Igualmente, las noticias en el pueblo eran contradictorias y se tardó en conocer el verdadero alcance del percance. El difunto no era vecino del pueblo, pero estaba vinculado a la zona porque nació en el Municipio de Sabiñán --muy próximo a Morés--, aunque no residía en el mismo. Al parecer, se desplazó junto con un amigo hasta la localidad para disfrutar del festejo. El suceso ha conmocionado a Morés, cuyos vecinos se han sobresaltado por lo ocurrido. "Ha sido un desgraciado accidente que nadie nos explicamos", contaba una vecina. El Ayuntamiento, para taparle el ojo al macho, ha declarado el luto oficial, comulgado en misas, prodigado condolencias, enviado flores, y vertido lágrimas de cocodrilo para encajonar al fallecido, en tanto sus umbríos trabajadores, se dedicaban raudos a desinstalar los fatídicos vallados. Según explicaron algunos testigos de Morés, este año se instaló una especie de burladero con una escalerilla en varios puntos del encierro y junto a la pared, para que los corredores pudieran subirse, porque cada vez son más las puertas de las casas que se cierran. "Vino el novillo pegó en la esquina y, al moverlo, el hombre que estaba sentado cayó", comentó Carmelo Uriol, un moresano. "Menos mal que el toro tiró hacia la plaza", añadió otro vecino, porque en la estructura había más hombres que también fueron al suelo. El Bar Monares, que está justo en el lugar del accidente, estaba lleno. Morés y Saviñán están a solo a cuatro kilómetros de distancia y los aficionados a los festejos taurinos de un pueblo pasan a las fiestas al otro. José Antonio Rodrigo estuvo con Pascual un rato antes del incidente, "nos conocíamos de hacía muchos años, no se ha perdido una fiesta de Morés". Aunque vivía en Palma de Mallorca, donde se casó y tenía un restaurante, mantenía una estrecha relación con su pueblo natal y seguía su afición por las vaquillas. "Era muy buen chico, venía siempre que podía porque tenía aquí su casa, ha sido muy mala suerte", señaló Francisco Villalba, un amigo. Desde las 18.30 los alrededores del templo de Saviñán se fueron llenando de gente para acompañar a la esposa, a los tres hijos, los padres y los dos hermanos de este vecino, al que muchos recordaban por su simpatía y  carácter abierto.