Los toros dan y quitan

DAVID SILVETI BARRY " EL REY DAVID " (1955 - 2003)

DAVID SILVETI BARRY " EL REY DAVID "

David Silveti Barry, nació en la capital de México el 3 de octubre de 1955,  miembro de una de las dinastías taurinas más emblemáticas de México, comenzó a torear becerros a los 12 años. Hijo de Juan Silveti y hermano del también matador Alejandro Silveti, destacó entre los toreros de su generación gracias a una capacidad innata para el temple.

Tomó la alternativa en el coso de Irapuato, Guanajuato (México) el 20 de noviembre de 1977, teniendo como padrino a “Curro Rivera” y a Manolo Arruza como testigo. Empero, el día de su confirmación en la Monumental de México DF, un año después se produciría el primer capítulo negro de una serie desafortunada de lesiones que padeció durante toda su vida. Una fractura de rodilla le provocó graves quebrantos que no terminaría jamás de superar y, que le llevarían a pasar más de 40 veces por el quirófano.

En 1987 confirmó su doctorado en Las Ventas. El francés "Nimeño II", que se quitara la vida en 1991 tras quedar imposibilitado por una cogida, fue su padrino y Tomás Campuzano ejerció de testigo. Pero sus rodillas de cristal se encontraban demasiado debilitadas. De hecho, verle torear ya por aquellos tiempos provocaba una sensación de temeridad extrema, mezcla de la excelsa sensibilidad de su toreo y de la grave fragilidad que mostraba frente al astado  por sus problemas de movilidad.

En 1995 de despide de los ruedos, entre otras cosas, fruto de su insatisfacción permanente. Tras una prolongada y laboriosa recuperación, con una larga estancia en Estados Unidos, consigue reaparecer con muchas limitaciones en febrero de 1994. En 12 festejos actuó antes de decir adiós definitivamente por una lesión cerebral que ponía en peligro su vida en caso de seguir vistiendo de luces. Su última actuación se produjo en la Plaza de Toros de Cadereyta el 22 de febrero de 1995, pero la lesión recibida en el cerebro, cuentan que le dejó secuela de bipolaridad depresiva que le hundió en el abatimiento, tal como le sucedió a “Nimeño II”; o ¿acaso no sería  afasia o anedonia por traumatismo lo que sobrellevaron conociendo la ignorancia médica en aquellos días?   En fin último, y muy seguramente, una umbría secuela de sus duelos con los toros y  con su recia personalidad, toda vez que los investigadores coinciden en que la depresión es el resultado de la interacción entre las características biológicas y las vulnerabilidades fisiológicas de la  persona y la asiduidad de sucesos estresantes o situaciones difíciles de superar en la vida.

A las 11:30 de la mañana del 12 de noviembre de 2003, en el rancho de su padre, Juan Silveti, el diestro mexicano David Silveti se suicidó de un tiro en la sien derecha a los 48 años de edad, poniendo así punto final a una de las trayectorias más importantes en la Fiesta en México. Cuentan que llegó por la mañana a la finca familiar donde se encontraban, como siempre, su padre, Juan, y su madre, Dorín, con quienes charló a lo largo de quince o veinte minutos. Después, el propio David,  le dijo a su padre que iba a meditar y se fue directamente a una de las habitaciones, justo en donde su padre tenía una pistola. Segundos después se escuchó la fatal detonación.

Dicen unos que le atenazó una enfermedad mental con fases de euforia y otras de depresión. También que los negocios no le marchaban muy bien. Parecía ilusionado porque Diego, el mayor de sus cinco hijos, quería ser torero y pensaba ayudarle a abrirse paso en el medio. Nadie sabe sino sus padres, qué habrá podido ocurrir en aquella plática postrera,  para que después de hablar con su madre se retirara a su despacho y retumbara en la hacienda el ruido del disparo. Su mismo padre lo encontró tendido.

David Silveti ha sido un gran torero, “El Rey David” era el apelativo con el que se le conocía, que no ha podido superar la tristeza de abandonar su profesión de forma absurda. Dicen que ha dejado una carta a su familia explicando los motivos de su dura decisión, pero se sabe de buena fuente que allí decía, “que la vida así no tenía sentido”. (Fuentes: Portal Taurino, ABC, El Mundo, y otros Diarios Mexicanos)

De la hemeroteca de Don Rafael Gómez Lozano (Dientefino) 24 de mayo de 1987, confirmación de su alternativa en Madrid. Padrino: Christian Montcouquiol "Nimeño II"; Testigo: Tomás Campuzano, con toros de San Mateo