Los toros dan y quitan

VICTORIANO DE LA SERNA GIL (1908 - 1981)

VICTORIANO DE LA SERNA GIL

Refiere el respetable  cronista español d. Antonio D. Olano, que Victoriano de la Serna Gil fue un torero segoviano de grande clase que nació en Sepúlveda España en septiembre de 1908, en cuna de oro (como se decía antes). Un día, tras comenzar la carrera de medicina en Valladolid, se le ocurrió que podía ser torero, y fue exactamente lo que quiso ser. Tomó la alternativa el 29 de octubre de 1931 en Madrid de manos de Félix Rodríguez. La Guerra Civil cortó su trayectoria y durante la contienda toreó en plazas de Venezuela, Colombia y Perú;  se le  consideró en su tiempo un maestro en el dominio del capote. Cuando reapareció en España, su decadencia artística era evidente, retirándose de los ruedos en 1941. El 22 de mayo de 1981 se quita la vida por propia mano en su domicilio de la calle de Campanillas en Madrid.

En el catálogo de la exposición fotográfica, conmemorativa, está impreso un juicio del erudito José María de Cossío, en el que reza: “Victoriano de la Serna Gil ha sido un torero excepcional, por la autenticidad y valía de su estilo, y un lidiador enterado e inteligente. Su carácter, originalísimo, parece que imprimió su huella al carácter de su toreo, y las actuaciones desconcertantes, bien por su valor y su arte, bien por su dejadez y abandono, componen una personalidad que, no siendo rara en el toreo, no creo que se haya dado nunca con extremos más singulares. Todas las tendencias de estilo estimadas por los aficionados de su época las llevó a extremos increíble de perfección en la práctica. Cuantos elogios se hagan de sus faenas afortunadas no son excesivos. Sus caídas eran, sin duda ruidosas, pero las daba carácter singular la indiferencia del diestro ante ellas.  Su procedencia distinguida, sus estudios, su inteligencia y cortesía, junto con su carácter entero y un poco arbitrario, era complemento de su personalidad torera, única e inconfundible”.

Se recuerda a Pepe Ortiz que tenía en su memoria la fecha del 8 de mayo de 1932, que marcó la historia del toreo a la verónica: “Vestía de plata, lo que acentuaba con luz la verticalidad de su figura casi enfrentada con el toro; pero el secreto de su lance estaba en su manera de esperar el toro y en lo horizontal, como traía al toro con la capa abierta ante si, casi tendida, más en una atmósfera de milagro que sobre la arena. Tuvo Victoriano la virtud de eliminar de la verónica todo movimiento superfluo. Ejecutaba el lance muy por delante, moviendo únicamente los brazos, y después ni ellos. En el último tiempo de la verónica toreaba tan solo con la cintura”. La tarde de su presentación de novillero en Madrid. El impacto fue tal que“alborozadamente se le recibe como un revolucionario del estilo de torear pues sus virtudes con la muleta son parejas a su estilo con el capote”, escribía el erudito José María de Cossío.

El 22 de mayo de 1981 murió por su propia mano en su finca “Hato de Garro”, situada en el valle de Alcudia, en Almodóvar del Campo. Ese día desapareció un genio. Un torero muy creativo, el inventor de la manoletina (antes de Manolete se llamó lasernina) y de los pases de las flores y lasernista. (Fuente: Crónica del editorialista Don José Luis Ramón)

El cronista Carlos Abella refiere en el Tomo 2 de su "Historia del Toreo" que << el 22 de mayo de 1981, el genial La Serna decidió poner fin a su vida. Tenía setenta y un años y desde hacía varios meses un tumor cerebral >>