Los toros dan y quitan

ENRIQUE FERNÁNDEZ MÉNDEZ "CARBONERO" (1877 - 1923)

ENRIQUE FERNÁNDEZ MÉNDEZ "CARBONERO"

Novillero español natural de Madrid y nacido el 23 de junio de 1877, que fue corneado el domingo 22 de julio de 1923 en la Plaza de Toros “La Sevillana” de Villahermosa Tabasco, México. Ese día alternaba con los toreros Jesús Tenes y Francisco Montes con toros de Zaragoza de d. Nicolás Valenzuela. “El Carbonero de Madrid” venía de la Ciudad de México, y a su paso por el poblado de Frontera, estado de Tabasco, toreó con éxito en dos festejos  los días 17 y 24 de junio, llegando a Villahermosa los primeros días de julio de 1923, donde con ciertos apuros y la ayuda de aficionados  logró que lo incluyeran en la última corrida de la temporada, por estar previamente confeccionados los carteles; así que su trágico destino le hizo luchar a contra corriente para hacerse de un sitio en la trágica corrida de su muerte, porque incluso estaba ya por irse de Villahermosa porque no conseguía torear. La malaventura de Enrique, comenzó desde el estreno, con su primer astado en suerte,  el segundo toro de la tarde, un berrendo en negro, terciado, cornicorto, ligero de remos y asustadizo en los albores de las tareas de  capa, dando visos de manso. En este estado de incertidumbre, frente al tendido de sol, “Carbonero” le sale al encuentro de la bestia, tropezándole en el viaje y,  quedando suspendido del pitón izquierdo con su lado derecho del vientre, y ahí le lleva a tumbos  entre seis u ocho metros hasta que lo despide inclemente contra las tablas causándole un fuerte golpe en la región frontal sobre el estribo. Hecho el daño irreparable, el toro sigue su viaje sin mostrar codicia para volver sobre el caído, cosa que aprovecha el maltrecho torero para saltar la barrera y caer al callejón, pero al hacerlo, por la amplitud de la herida, se le botan los adentros, y con una serenidad, y un valor de dar espanto , se incorpora cogiéndose el tripero con  las manos,  y así avanzó por el callejón de 10 a 12 metros hasta coger auxilio, quienes le llevan a la desprovista enfermería, donde le tuvieron con los intestinos expuestos por más de 2 horas hasta que le llevaron en camilla a la Quinta de Salud de la Beneficencia del Comercio de Tabasco,  donde pasó a los cuidados del Dr. Ciro P. Morales, quien observó una herida de 12 cms de extensión en la fosa ilíaca derecha con hernia masa intestinal, de pronóstico muy grave, por el calor reinante, y por lo prolongado de la espera (lo trasladaron hasta que finalizó la corrida). Aún en esos dolores, el bravo torero jamás perdió el sentido hasta su fallecimiento en las primeras horas del 24 de julio. Con la ayuda económica del matador Jesús Tenes y  de la Colonia Española de la localidad, costearon sus gastos funerarios, y fue posible sepultarlo dignamente en el cementerio general de Villahermosa, gracias a que d. Manuel Sosa, “El Gallo Tabasqueño”, un torero retirado que actuaba en la trágica corrida como cambiador de suertes, tuvo el acierto y la grandeza de espíritu, de obsequiar al difunto un lote de su propiedad en el cementerio. (Fuente: http://.bibliotoro.com/gacetas)

Respecto de sus inicios y andanzas taurinas, es acertado el leer la crónica de don Juan José Zaldívar Ortega, quien refiere que fue un << matador de novillos, nacido en Madrid el 23 de junio de 1877, y que falleció el 22 de julio de 1923, a la edad de 46 años, cuando ya viejo, pero aún valiente, sufrió una mortal cogida en la plaza mexicana de Vistahermosa (Estado de Tabasco). Así acabó la vida del modesto diestro madrileño. Valiente por antonomasia, todos los cronistas coincidían en juzgar que con el valor que derrochaba “Carbonero” se podían defender cuatro lidiadores. Con un poco más de finura e inteligencia torera, Enrique hubiera llegado bastante más arriba. Dejó la carbonería en la que trabajaba con sus padres para, en unión de Vicente Pastor (Frequito) y otros muchachos de la barriada madrileña de Embajadores, acudió a las capeas en pueblos de los alrededores de la Corte. El 8 de abril de 1890, a los diecisiete años de edad, estoqueó en la antigua Plaza de Toros de Carabanchel Bajo (Madrid) cuatro  novillos de Mateos y en esa plaza fue el novillero obligado en todas las corridas, derrochando valor. En la temporada de 1900, alternó con los novilleros Juan Fernández (Salamanquino) y Gregorio Taravillo (Platerito). El 17 de diciembre de 1905 se presentó en Madrid, alternando con Anastasio Castilla, Negrete y Juan Cecilio (Punteret). Siguió toreando en diversas plazas de la Península, siempre derrochando valor hasta la temeridad, que en ocasiones le produjeron graves accidentes. El 7 de julio de 1908 sufrió una cogida en la Plaza de Toros de Vista-Alegre de Bilbao, análoga a la que privó de la vida a Andrés del Campo (Dominguín), poniéndole al borde de la muerte. En vista de que en España no era muy apreciada su labor, marchó varias veces a América, toreando en varios países, tomando allí la alternativa de matador de toros. Tanto en Lima como en Caracas o México, su trabajo despertaba gran expectación. "

El ilustre cronista, don Juan José de Bonifaz Ybarra,  refiere de esta víctima de la fiesta, que << buscando mejor fortuna marchó a tierras mexicanas el madrileño Enrique Fernández Méndez (Carbonero), ya veterano en las lides taurinas. Al tomar parte en el festejo celebrado en la plaza “La Sevillana” de Villahermosa, en el estado de Tabasco, el 22 de julio de 1923, es corneado en el vientre por una res de Zaragoza, con la triste consecuencia de que la muerte le llegó el día 23 en la Quinta de Salud de la Beneficencia del Comercio, de la mencionada localidad azteca. "

Cuenta el insigne historiador mexicano, don Luis Ruiz Quiroz, en sus famosas efemérides, que el 6 de noviembre de 1910, Enrique Fernández "Carbonero de Madrid", toma la alternativa en Tlaquepaque (Jalisco), México, de manos de José Moreno "Lagartijo Chico", con toros de la ganadería Espíritu Santo.

Puede usted leer una necrología más completa de este valeroso matador de toros en la siguiente liga:
Diccionario biográfico-estadístico de los matadores de toros españoles olvidados del siglo XX
Francisco Rodríguez Aguado (páginas 242 y 243)
https://issuu.com/fcth/docs/tomo_1_diccionario_toros