Los toros dan y quitan

MANUEL MARTÍNEZ DISTERLET (1860 - 1888)

MANUEL MARTÍNEZ DISTERLET

Banderillero, nacido en Córdoba el 11 de agosto de 1860, y que falleció el 28 de diciembre de 1888, a los 28 años de edad, debido a la cogida que sufrió, tres días antes en la Plaza de Toros de “Los Tejares”.  Ese día se organizó en Córdoba una novillada, para estoquear reses de la dehesa de Lagartijo, El picador Pegote, “Torerito”, “Almendro”, “Manene”, “El Mohíno” y “El Melo”. Por suspenderse el día 25 de diciembre de 1888, se celebró el día siguiente,  y el  ganado rápidamente se manifestó malintencionado, y la primera víctima de tal carácter de los bichos fue “Torerito”, que resultó cogido al pasar de muleta al segundo toro; y “El Melo” sufrió un puntazo al hacer un quite en el tercero. “Manene” había banderilleado al segundo con un magnífico par de frente; al hacer un quite al picador en el cuarto, el que le correspondía matar, salió andando, se le arrancó el animal, enganchó al banderillero por la parte superior del muslo izquierdo, y después de suspenderlo y recargar en el cuerpo, lo despidió y volteó entre los pitones, dándole una horrible cornada que, penetrando por el muslo izquierdo, llegó a interesar la vejiga de la orina, que le causó la muerte dos días después. El toro de la desgracia se llamaba “Aguardentero”, negro, mogón y de pocas libras, pero de esas que matan. Con sólo once años de edad “Manene” había ingresado en la cuadrilla de niños cordobeses dirigida por Francisco Rodríguez "Caniqui”. Posteriormente entró como banderillero en la cuadrilla de Manuel Molina, llegando a torear con Bocanegra y sustituyendo a  Mariano Antón en la cuadrilla de Lagartijo. Manuel Martínez figurará siempre entre los más sobresalientes banderilleros y como un peón de brega notable. Tomó la alternativa en Córdoba el 7 de abril de 1885, aunque su trabajo se centró mas como banderillero donde fue brillante.

 

Don Juan José Zaldívar Ortega nos refiere de su suerte que <<los deseos de  convertirse algunos banderilleros en novilleros y otros muchos en matadores de toros, aparecen como hecho frecuente en la historia de la Tauromaquia. Uno de los ejemplos más característicos lo encontramos en Manuel Martínez Disterlet (Manene). El hecho lo conocemos gracias a un escrito de El bachiller González de Ribera, quien nos dice del banderillero que nos ocupa: "Éste iba adelante en su camino de glorias como banderillero. Cada vez más fino, más artístico, más inteligente y más lucido. Los públicos cada vez más halagüeños para él y más a su lado, y sien embargo, la obsesión del estoque le embargaba. No podía achacarse a la sombra que en la cuadrilla le  pudiese hacer “Guerrita”, pues era cosa sabida que su alternativa estaba próxima. Había en ello algo de amor propio, quizá de chismorreo de localidad. Es el caso que en la temporada de de 1886 “Manene” solicitó y obtuvo de “Lagartijo” figurar como sobresaliente de espada en cuantas corridas pudiese." El 25 de diciembre de 1888 se organizó en Córdoba una novillada, para estoquear reses de la ganadería de Rafael Molina (Lagartijo), el picador Pegote, el Torerito, Almendro, Manene, el Mojino y el Melo. Por suspenderse aquel día, se celebró al día siguiente... El ganado se manifestó malintencionado, y la primera víctima de sus intenciones fue el Torerito, que resultó cogido al pasar la muleta al segundo novillo; y el Melo sufrió un puntazo al hacer un quite en el tercero: Manene había banderilleado al segundo con un magnífico par de frente; al hacer un quite al picador Formalito en el cuarto, el que le correspondía matar, salió andando, se le arrancó el animal, enganchó a Manene por la parte superior del muslo izquierdo, y después de suspenderlo y recargar en el cuerpo, lo despidió y volteó entre los pitones, dándole una horrible cornada que, penetrando por el muslo, llegó a interesar la vejiga de la orina. El accidente señalado tuvo un fatal desenlace el día 28 de diciembre de 1888. El toro causante de la desgracia se llamaba “Aguardentero”, negro, mogón del derecho y de pocas libras. Manuel Martínez Disterlet fue un banderillero de primera arrebatado en flor a la vida..."

El ilustre cronista, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de esta víctima de la fiesta, que << El banderillero puntero, Manuel Martínez Disterlet (Manene), que comenzara su andadura en el toreo como becerrista primero y novillero más tarde, y que figuró en la cuadrilla de Rafael Molina (Lagartijo), fue víctima de la fiesta brava en condiciones  poco corrientes. El 26 de diciembre de 1888 se organizó en Córdoba, patria chica de “Manene”, un festejo en el que, con novillos de Rafael Molina, actuarían como espadas un picador y varios peones. El corrido en cuarto lugar, “Aguardentero” de nombre, le hirió en el vientre, lo que determinó su fallecimiento el día 28 de diciembre de 1888. "

Citan en el libro "Necrología Taurina", 2da edición, página 63, de don Tomás Orts Ramos, "El Niño de Dios" (1866-1939), publicado en 1889: Joaquín Rubio (El Formalito).- Picador de toros que, el mismo día 26 de diciembre de 1888, en que fue cogido "Manene" (Manuel Martínez Disterlet), sufrió una terrible caída del caballo que montaba, ocasionada por el cuarto toro (de nombre “Aguardentero”), de los seis que se lidiaron en la plaza de Córdoba. Como mis lectores saben, al hacerle "Manene" el quite, en esta caída a Joaquín, sucedió el percance a Manuel. "El Formalito" fue llevado a su casa, y a los pocos días ya se vio la gravedad de su estado; falleciendo (1) el 4 de enero de 1889. El toro de "Lagartijo", que ocasionó las dos desgracias era negro zahino de pocas libras, y duro, de poder y voluntad, en el primer tercio como el resto de sus hermanos. "Lagartijo" (Rafael Molina) estuvo inconsolable.
Notas:
(1) La noticia del fallecimiento de Rubio solo la insertó un periódico andaluz, por lo que damos esta noticia, sin garantizarla.
Fuente:
http://bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=14529

Al respecto de esta supuesta tragedia de "El Formalito" que consigna don Tomas Orts, sirva aclarar que el diario "ABC" de Madrid, del 5 de abril de 1931, Sección Espectáculos", publicó una editorial de Rafael Sánchez Guerra donde anota: Un Picador muy viejo.- Vive en Córdoba. Se llama Joaquín Rubio (Formalito). Fue un excelente picador y es un hombre bueno. Ya nadie se acuerda de él. "Es muy viejo", exclaman los espadas, y no le contratan. El otro día me escribió una carta. Más que una carta es un grito de hambre y de angustia."¿No habría medio de hacer algo por mí?", me pregunta. Yo no lo sé y no puedo contestarle. Pero, a mi vez, traslado la pregunta: ¿No se podría organizar algo en beneficio de Formalito? Los empresarios y los toreros deben dar la respuesta. Ser viejo no es bastante para morirse de hambre. El compañerismo es algo muy hermoso y muy grande. Hay un hombre que confía en el compañerismo. Vive en Córdoba. Se llama Joaquín Rubio (Formalito). Rafael Sánchez Guerra.