El lunes 5 de abril de 2010, don Alberto Ferrall, corresponsal del mexicano Diario de Chiapas, informaba que en Tuxtla Gutiérrez, estado de Chiapas,  un anciano falleció luego que fue  golpeado brutalmente  por un toro, y quien debido a su avanzada edad, no soportó la gravedad de las lesiones. Los hechos ocurrieron  en el cruce del Libramiento Norte y Paso Limón de esa capital chiapaneca, desde donde las autoridades recibieron el reporte de que  en el rancho denominado “Agua Clara”,   se encontraba un hombre sin vida. Los elementos policíacos, al arribar al lugar, encontraron el cuerpo  de   Julio Álvarez Gómez, de  78 años de edad, quien se dedicaba a  cuidar el ganado de la propiedad y que al parecer había fallecido como consecuencia de los golpes que la había propinado un toro. El humilde anciano presentaba contusiones por todo el cuerpo. Al lugar del hallazgo llegó su hijo, de nombre Octavio Álvarez Álvarez, quien hizo la identificación del cadáver.  Así mismo  arribó el agente del Ministerio Público, quien dio fe  de los hechos y solicitó el levantamiento del cadáver para llevarlo al Servicio Médico Forense, donde le practicaron la necropsia correspondiente.